Nuestra propia Constitución, ese es el sueño que nos viene desvelado por generaciones; éste, no se puede hoy plantear diseñar, redactar basado en resentimientos, venganzas, oportunismos, bajezas, calumnias, injurias, ordinarieces, vulgaridades, abusos, violencias, mentiras, traiciones, aprovechamientos e intolerancias; así, no se puede, si lo que realmente se desea es aspirar a un futuro en común…, ya hemos vivido, estamos viviendo; así, con estas distorsiones, reviviremos nuevamente el dolor y la vergüenza que producen estos odios.
Se puede asegurar que no todos los elegidos van en esa dirección errada, pero se respira ese ambiente enrarecido.

Se les eligió democráticamente para que redacten la primera Constitución con la voluntad plena de la soberana ciudadanía de la República de Chile, ¿y qué sienten realmente los ciudadanos comunes, los de a pie? es simple, y lo manifiestan…
La base social de la República de Chile, quiere darse una Constitución que establezca el equilibrio que sustente la convivencia amparada en la paz social; para que se le reafirme, no para que se le destruya. Para eso se les eligió. Cada ciudadano al votar ha hecho uso de la propiedad de esa capacidad de discernimiento moral-cívico, y el irrestricto respeto a ese equilibrio debe respetarse.
La obligación fundamental es comunicar (oficialmente) a la ciudadanía el avance en el cumplimiento de esa misión republicana. El chileno común ya está cansado, asqueado del mal uso de los recursos comunicacionales y de la politiquería farsante, de los oportunistas mendrugueros y de los testas de ferro traidores.

Nada existe con más claridad en la base ciudadana de esta República Nuestra que el irrestricto respeto a los pueblos originarios. Las circunstancias de los dolorosos traumas provocados a las etnias, no son otras que el fruto de ese histórico abuso oligárquico que se ha arrastrado en la historia. Esto, una de las razones por las que la ciudadanía de esta República Nuestra votó libre, democrática y mayoritariamente por una consideración, reparo y respeto a todos los pueblos originarios que habitan en el hoy y el mañana de la República de Chile.

Quienes fueron elegidos y elegidas, preocúpense de comunicar avances, solo avances; de farándula ya hay bastante de expresiones como éstas: “¿Nadie fue ahí con la intención de lucrar?” “¿Nadie fue ahí con la misión de boicotear el proceso?” “¿Nadie fue ahí con aspiraciones electoreras” “¿Nadie ahí está conectado al sistema titiritero criollo y foráneo?” El vicio político es profundamente sibilino.
Éstas, declaraciones ambiciosas, confrontacionales, y muchas de mala clase en el transcurso del proceso van dejando ver esas mezquinas ambiciones que terminarán lamentablemente diluyendo la confianza depositada; (eso es lo que desean y aspiran los oportunistas y los titiriteros, y hacen sus inversiones). Así se producirá el descrédito; eso sería dolorosamente grave. No hay que olvidar que esta preñez de Constitución la engendró la honestidad ciudadana, (dos millones de voces presentes en la Alameda) y verá la luz con nombre propio cuando la base social la apruebe y “la bautice en el nombre del pueblo”, si no es así, será sólo un feto abortado producido en la consecuencia de una mala relación. (Esa, la misma relación truculenta que ha llevado históricamente a la patria cada vez, como siempre, basada en el engaño y la violación.

Se espera el logro de un mejor entendimiento de los puntos de vista para reunir lo más significativo de lo expuesto y lograr así, una nítida y correcta interpretación. Esa es la misión.

TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES
SIN PRODUCCIÓN NO HAY SOLUCIÓN

El Fortín del Estrecho