Se habla de ella, se comenta sobre ella, se le usa a ella, se es víctima de ella.
En todos estos puntos existe acuerdo: La delincuencia, es una lacra.
En lo que se ve un acuerdo, es en la solución del problema porque siempre termina siendo analizado separadamente, con intereses político partidista, policiales, judiciales, sociales, educacionales; así, en las diferentes tiendas, manejan estadísticas que por alguna razón no coinciden. De una u otra forma se siente que de alguna manera o forma, según el cristal con que se mire, se trataría de usar el conflicto intentando obtener provechos que impiden o entorpecen la solución del problema.
La delincuencia es un problema “humano-cultural” por excelencia, su raíz es la miseria, la mala educación, el desinterés, la apatía, la irresponsabilidad y los malos ejemplos, entre otros. Y por cierto, todas las formas de abusos que tiene que soportar la sociedad humilde para intentar sobrevivir, desde la inconciencia salarial, la avaricia… hasta el odioso clasismo que les obliga a tomar esas sendas para ellos la más fácil. En esto, también hay consenso aunque no generalizado.
La construcción de más cárceles y al aumento policial, la solución más cara. La adaptación y promulgación de leyes no tienen resultado positivo por no tener apoyo educativo con soluciones de raíz.
Qué puede decir un candidato sobre el rayado de muros, ellos usan y ensucian los muros, que luego pasados los comicios muy pocos invierten en limpiarlos y si lo hacen es de mala forma. Esos actos son en sí, un pésimo ejemplo.
¿Y qué pueden decir algunos políticos sobre la corrupción?
Si usted va a la etimología del termino candidato descubrirá que su origen es del latín candidus, que significa, símbolo de pureza, vestimenta alba que usaban los candidatos romanos o los aspirantes a cargos públicos, para demostrar la honestidad de sus intenciones políticas. Había que no sólo parecer, sino ser.
Para controlar la delincuencia, una sociedad inteligente reagrupa su fuerza policial en una sola institucionalidad; con una fuerza policial unida, así, se ahorra en infraestructura, combustible, bajan los costos de administración, reduce los escritorios innecesarios. Reingeniería le llaman a estos procesos. Total, algunas sociedades aplican la práctica del libre mercado.
La policía, en una sociedad inteligente, tiene un sólo jefe responsable en calidad de ministro. Su fuerza logística aumenta al doble, al ampliar y esforzar el ataque en un frente común, en una sola dirección: la real función para la que fueron creadas.
Es sabida las diferencias, las contradicciones, los egoísmos y las vanidades que mueven a las policías en su exceso de celo. Y todo, por cuestiones políticas, ya que las policías en una sociedad subdesarrollada y por ende faltas de inteligencia tienden filosóficamente a ser organismos represivos, defensores de intereses foráneos, cancerberos de los poderes económicos. (Esta expresión, con el respeto que merecen los verdaderos policías, que si duda son muchos, y que solamente se sabe de ellos cuando entregan su vida al servicio de una sociedad egoísta e indiferente, o soportan a diario las ofensas del lumpen y tantas veces el despotismo de esos propietarios de los santos en la corte… Y todo, por un salario ínfimo).
Una sociedad inteligente, destina terrenos fiscales y crea centros granjas para la juventud, con régimen especial, o también adquiere naves de pesca para buques escuela con régimen naval con equivalencia al cumplimiento del servicio militar, les enseña a trabajar, a pensar… Y no se hace negocio con el drama de los pobres.
Una sociedad inteligente, crea una sola escuela de formación policial, para que el policía empiece en el primer peldaño y por su capacidad opte al mando, y no con el fomento de castas de señores y perraje. (Término usado en la jerga).
Todos esos pequeños grandes detalles le quitan eficiencia a las policías, las que ya tienen limitado su accionar profesional; y la delincuencia se moderniza, se capitaliza bajo sibilinos amparos, en esas sociedades mediocres.
Una sociedad inteligente dota de refuerzo a la policía uniformada de un servicio militar pagado. O con militares en comisión de servicio (policía militar). No se debería olvidar que la primera esencia de función policial es actuar por presencia.
Una sociedad inteligente, aborda el problema de la droga considerándolo como un atentado a la seguridad nacional, ya que desde ese ángulo la nación está siendo atacada por los traficantes; cambiar esa figura legal sería una forma lógica de contrarrestar la agresión que está sufriendo el alma de esa sociedad. (Pero para eso, esa sociedad debe destinar financiamiento para los exámenes de pelo a todo aquel que mande, gobierne o postule a mandar o gobernar. De esta forma el sistema de una sociedad inteligente corta las hebras más gruesas. (En esencia, no basta sólo con vestirse de blanco).
Una sociedad inteligente refuerza con energía el sistema educacional. Primero educar en el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas y luego en la forma de como exigir los derechos.
En una sociedad inteligente sus políticos que no sólo visten de blanco, se convierten en representantes de los ciudadanos y no de los que financian sus campañas…
En una sociedad inteligente los políticos que no sólo visten de blanco, son inteligentes y velan por los intereses de la nación y no como en la sociedades débiles y faltas de inteligencia y transparencia en que los políticos velan para satisfacer sus pobrezas de espíritu y acomodar su propio futuro económico, o hacer uso del cargo para alejarse del brazo de la justicia.
Cuanto dolor, cuanta sangre, cuantas injusticias y cuanta desesperanza le ha costado su democracia a esas sociedades, para que algunos quieran sacar provecho de ella, sin importarles prostituirla.
En una sociedad honesta los políticos de blanca túnica, no dan limosna, ni compran las conciencias de los pobres, por el voto, (ojo, con dineros que esa sociedad de aporta con sus impuestos, para pagarle sus altas dietas y beneficios, que se aumentan y acomodan a su amaño).
En una sociedad inteligente, el pueblo no se vende por migajas. Esto es corrupción, por lo tanto, un acto delictual. Y que lamentablemente es aceptado por la cultura del subdesarrollo.
En una sociedad inteligente, el ciudadano tiene dignidad, no se vende.
TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ACONÓMICA DE MAGALLANES

Antonio S. Deza González, Director

El Fortín del Estrecho