Uno de los grandes problemas de nuestro desarrollo político y cultural es que muy pocos ciudadanos captamos  el origen de la raíz de los detalles de esos simples asuntos políticos-domésticos, y mucho menos alcanzamos a darnos cuenta de esos  grandes y “finos” detalles que quedan fuera de nuestra capacidad de comprensión que son los llamados asuntos “macro” con los que nos apabullan los medios de comunicación y que tras la noticia o los informes que comúnmente debemos digerir ya empaquetados por la verborrea oficial, o difundidos por los “mensajeros expertos”. Esos grande detalles nos los ponen en la mesa cuando la sopa está cocinada y los ciudadanos comunes debemos tragar, o muy fría o hirviendo, y las consecuencias las sufrimos en la digestión. Sin embargo como ciudadanos debemos tener en cuenta que la mayoría de los detalles (léase problemas) tienen relaciones directas con la talla del sombrero y con la talla de la testa de turno, y con capacidad (o incapacidad) ciudadana de generar cultura cívica. De esto se desprende que lo peor es mayoritariamente la cultura del desinterés que abona la ignorancia; agua gratis, que mueve esos molinos.

Todo este tema tiene  sus raíces principalmente en históricos personalismos y transnacionales intereses que nos han ido convirtiendo en victimas autocolonizadas. Son  esas también las razones que abonan el cultivo de irresponsables enfoques de nuestra conducta político-cultural-económica y hasta religiosa que a diario  queda a la vista, y que no tenemos la capacidad de ver; influencia que nos asfixia, y que manejada con esos hilos macabros nos convence y aceptamos sin tener la capacidad de quitarnos el capirote. Capirote que nos hace creer que somos felices.

Muchas cabezas para un sombrero, o muchos sombreros para una cabeza, o cabezas grandes para sombreros pequeños, o cabezas pequeñas, (por lo general, mezquinas de seso), intentando lucir ese inmenso sombrero. Precisamente ese, el que les tapa la visión a tal extremo que al no dejarles ver las consecuencias normalmente caminan igual que el no vidente que se deja guiar por los ruidos y/o la música que le emiten a la oreja aquellos tuertos que les rodean. Y este no vidente creyendo ver a través de ellos insiste en ir soberbiamente calzando ese sombrero en su pequeña testa sin importarle el precipicio al frente, (sin importarle llevarnos a ese precipicio). En este transito unos le aplauden, otros le critican, muchos se burlan. Otros, como antaño, al igual que aquellos que asistían a la ceremonia de la horca, esperan el final del espectáculo, para tener tema en el café-bar. Y unos pocos, generalmente muy pocos, los mismos de siempre agazapados haciendo cálculos, aguantan agua al acecho, como las rapiñas para continuar usufructuando… Y esos otros creen que portar ese sombrero les da derecho a actuar como si el poder fuera una pista de aserrín donde mostrar sin tapujos sus payasadas haciendo maromas falsas, sin importarles el ridículo. Y para financiar aquel desagradable espectáculo y su cotillón, la gran mayoría de los que no asisten a la función tienen que sufrir las consecuencias, trabajar a media tripa y producir para que la histórica murga no se detenga.

Hace años el relato era: Una gran escoba para barrer la inmundicia politiquera, si mal no recuerdo, el tema era la corrupción, la ineficiencia, las sinvergüenzuras y las lacras con las que había que terminar. Unos años antes habían promulgado la Ley Maldita con la venia de Roma. Y desde Pisagua aún se sentían los ecos. (Desde esos tiempos puedo dar razón de haberlos vivido), en ese entonces se escuchaba con nostalgia “gobernar es educar…” Un tiempo después apareció un afiche con el rostro del candidato indicando con el dedo “a usted lo necesito”. Era una copia del afiche romano. El tiempo no se detuvo, estruendosamente se sintió la fuerza de la “marcha de la patria joven”, “reforma agraria”, “la tierra para el que la trabaja”. De ahí, a la “revolución a la chilena, con vino tinto y empanada”, al poco andar la dieta con chancho chino y el relato “los momios al paredón y las momias al colchón…” Y en gloria y majestad aparece el “plan Z” armado en Roma. El despertar fue violento, la esperanza y la alegre irresponsabilidad…, (no hay que olvidar ese discurso: “por favor, trabajen compañeros…”) ,… todo se convirtió en llanto y sangre, no se movía una hoja sin la autorización de él…, Roma, le daba respaldo, financiamiento, entrenamiento y encubrimiento: a cambio del cobre, incluidas las almas y la sangre. Uno de los grandes romanos decía: “a esos irresponsables no se les puede permitir que atenten contra la seguridad hemisférica…” “Denles píldoras anticonceptivas, al guerrillero, hay que matarlo en el vientre…”

En esas tristes noches negras los ecos traían el relato: “se va acabar…, se va acabar…” Un día cualquiera el despertar fue en medio de la lucha de la fuera contra la razón del No contra el Si.- Miles de millones de pesos se invirtieron el limosnas (cohecho), había que seguir  en el poder, para cumplir las instrucciones del Grupo de Bildergerg. Esa es historia reciente, pero el fantasma ronda y nos rondará. Entre el dolor, los duelos, las lágrimas y los odios brotaron la esperanza…, y la alegría dijo llegar…, y duró menos que la lombriz en el pico del pavo. Muchas señoras rubias y caballeros de correcto hablar, decían y afirmaban: “los muertos son un invento y los curas son alcahuetes…” Los yanaconas con la mano en la dragona declaraban: yo no fui, fueron los romanos & Cia.

El cambio, el cambio, empezaron a pedir a gritos e izaron banderas de democracia en mástiles ensangrentados…, y le recitaban a la democracia y a la libertad. El relato era desde entonces: “todos son ladrones”, “todos son corruptos” “todos son inexpertos” Todos son ganapanes”. Y repartiendo pan en la masa, la vociferación se fue haciendo piel en la masa mendruguera, en la masa que ellos sumieron en la ignorancia, en la masa oportunista. La inversión en la adquisición de conciencias fue notoria, (antes ya habían invertido en la huelga del transporte). La cuestión era un voto por un pollo, por un billete, en fin, cualquier limosna…, y eso no era cohecho. Y llegó el relato que “el cambio era necesario”, “era mejor dar la oportunidad a los otros”, “ellos cambiarían la forma de gobernar…”, “ellos no necesitaban robar” y, “los que se van, desde ahora tendrían que levantarse más temprano”, “ahora tendrán que trabajar para ganarse el pan”…, era el relato.

Hoy se está viviendo el cambio…, y el eco trae el refrán: “otra cosa es con guitarra”, unos lo dicen a viva voz, y los portadores del sombrero lo reconocen tras bambalinas: “a la guitarra hay que ponerle cuerdas”, “el coro está desafinado”. Mientras tanto seguimos bajo fuego de las armas silenciosas…, y los muertos caminan felices alabando en coro: “Ave Cesar”.

Es bueno tener en claro que el cambio de mando político en la región, no es otra cosa que el cambio de mando en el “pretorio regional” a las órdenes de Santiago, que  no son otra cosa que el pretorio de “Roma”. De ese pretorio, del que nuestros sanedrines yanaconas son cómplices.

Es una visión simple de nuestra realidad.

Es de esperar que el recién nombrado portador del sombrero regional entienda y comprenda que lo que Magallanes necesita, es autonomía.

TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES 
Cuando se vende la conciencia, se es más ni menos: un vende patria, por un mendrugo

Antonio S. Deza González, Director

El Fortín del Estrecho