En el editorial del número 12 de junio de 2002, decíamos que “enfrentar esas líneas no era posible sin antes agradecer a quienes con sincera bondad habían hecho posible que el sueño de editar El Fortín del Estrecho, sea una realidad”. Hoy estamos entregando el número 25; y nuevamente, en honor a la verdad repetimos que no es fácil la tarea, pero hemos comprobado que gracias a Dios, el esfuerzo no ha sido en vano.
En el primer número dijimos que este era un gran desafío, y que no nos rendiríamos; que no despertaríamos hasta hacer realidad este sueño imposible.
En ese primer numero; soñábamos con un centro de fomento creativo y con un laboratorio industrial, un hospital de primera clase, la industralización de la basura, un buque pesquero escuela, una escuela de artes de pesca, un escuela agrícola, una generadora de electricidad con la fuerza del Estrecho, una Universidad Humanista con sede de extensión en los barrios, para educar en la base y erradicar educando, tanto mal que se veía venir; hoy, ya se escuchan los lamentos y los discursos. Bello sueño es hacer realidad una escuela de Artes y Oficios.
(No existen dudas de que muchas esperanzas suenan a utopía, ya que a cada instante de nuestra existencia, violentamente, el sistema nos hace presente que el cultivo de espíritu no reditúa intereses; eso, diariamente lo vivimos).
Hoy, nadie puede decir que nada se hace, pero con franqueza puede decirse que falta empeño y sinceridad en el cumplimiento de las tareas. Soñamos también con un ferrocarril patagónico y otro fueguino, usando por supuesto la energía del carbón nuestro; en cada lugar donde estos trenes hacen agua, tendría que nacer un pueblo, uno dedicado a la madera; otro, a la artesanía textil; otro, a la cerámica; otro, ala curtiembre… La gran falencia nuestra es la deficiencia en el diseño, de ahí la importancia de instalar sedes de extensión universitaria en los barrios.
Aun no vemos el pecado de soñar que somos capaces de habilitar casas para recibir estudiantes magallánicos que estudian en el norte. Para eso: el recurso que genera el impuesto: debe quedar en la región.
Intentamos infructuosamente descorrer la cortina que impide comprender la mecánica y los destinos de las utilidades que produce el mar. Como asimismo cabe preguntar en esta oportunidad por el futuro de los consumidores del agua potable; ya que se ha financiado con el sobre precio la planta procesadora de aguas servidas, y el precio al consumo sigue en alza. El nuevo CORE tiene la gran responsabilidad de dar cuentas reales a la ciudadanía, con balances a la vista del destino de todos los dineros que se invierten.
(Los cargos fijos siguen siendo la gran incógnita, sin respuestas a la vista: sólo argumento electoral).
El derecho a un salario que contemple la bonificación de zona para todos los que trabajan en esta tierra, debiera ser el primer paso en la demostración de la igualdad ante la ley. Quienes trabajan y viven en Magallanes hace patria, los humildes mueren tallando senderos con su andar sin rumbo, haciendo patria.
Según Deleuze: “Cuando el más pequeño se vuelve el igual del más grande…”
En esos primeros números dijimos que si usted no era magallánico no tomara cartas en el asunto; que este era un problema de los magallánicos: nos equivocamos, estos problemas son propiedad de todos los que se ganas el pan en esta tierra austral. (Por favor, no use, no explote el sentimiento regionalista, (ni sus símbolos), como formula para hacer florecer egoísmos individualistas, Magallanes y sus hijos, merecen respeto.)
En el número 12 nos hicimos la pregunta – que por el año 1910 se hiciera el sociólogo alemán Max Weber:
– “¿Cómo es que la prensa contribuye en la construcción del hombre moderno?” “¿Cómo son afectados los valores culturales objetivos e individuales, qué cambios ocurren, qué se destruye y qué es creado a partir de las aspiraciones de las masas, teniendo como base una información manipulada?”
¿Quién se detiene hoy a meditar las consecuencias del impacto que las tecnologías de la comunicación producen en las sociedades débiles como la nuestra?
No advertir esas dañinas consecuencias, es un acto de irresponsabilidad, es una traición a las generaciones futuras. (A cumbias, piscolas y farándula, no se llega a buen puerto.)
De esto hablamos hace cuatro años. Hoy, lo volvemos a hacer presente.
Por ayudarnos a arribar en este Nº 25, permítasenos agradecer una vez más, todos los afectos recibidos, no cejaremos en intentar hacer nuestra obra con sinceridad en beneficio de nuestra tierra, con toda la fe que Dios nos dé.
Gracias a nuestros avisadores, colaboradores, detractores y lectores

¡¡TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES!!

El Fortín del Estrecho