En la mañana una larva se transforma en un insecto alado, en la noche ese insecto estará muriendo de viejo, se trata de la EFÍMERA, o mosca de un día. Lo que la ESFÍMERA debe hacer en un solo día, la naturaleza ha dado a otros seres mucho más tiempo para realizarlo. Especie y Lapso de vida: Insectos 1 día a varios años. Perros de10 a 12 años. Palomas de 40 a 50 años. Hombre de 80 a 90 años. Elefantes y Papagayos, cerca de 100 años. Tortugas de 200 a 300 años. Cedros y Plátanos 1.300 a 2.000 años. Árboles Mamut de California..4.000 a 5.000 años. Baobab 5.200 años.
Sabemos que la vida de cada especie tiene, dentro de ciertos límites, “una duración natural”. Pero corta o larga la vida, un día, hombre, animal o planta envejecen y finalmente, mueren. Los árboles son bastante longevos y pueden sobrevivir a innumerables generaciones humanas, incluso a periodos culturales enteros, pero al fin también ellos mueren exactamente como la mosca efímera. Por consiguiente, es ley inexorable de la naturaleza que todos los seres envejezcan y mueran. ¿Todos?
LA INMORTALIDAD DE LA VIDA
En 1912 se sacaron algunas células del corazón del embrión de una gallina y fueron puestas en una sustancia alimenticia que se renovaba continuamente. Allí se siguieron desarrollando y multiplicando las células más durante 30 años y hubiesen continuado si no se hubiera interrumpido el experimento. Pero la gallina a que pertenecían esas células hacía mucho tiempo que había muerto. Experimentos como éste demuestran que no es posible prolongar la vida de una gallina, ni la de un hombre, más allá de su límite natural, pero esto puede hacerse con partes determinadas del cuerpo. Donde se infiere, por tanto, que la muerte no es una función absoluta de la vida.
Sobre esto tenemos una prueba más: los seres unicelulares, los protistas (ser vivo unicelular de núcleo diferenciado como el paramecio y la ameba, etc.). Si se alimenta bien a una ameba, crece con bastante rapidez –en un par de horas- al doble de su tamaño primitivo. Con ello se hace “adulta” y entonces se divide, lo cual representa un sencillo método reproductivo. Esos unicelulares se dividen por la mitad, de un ser salen dos y luego repiten el mismo proceso. Cierto que un alto porcentaje de los unicelulares mueren, pero mueren siempre a causa de circunstancias exteriores, nunca de viejos. Podemos criar a distintas especies de unicelulares, sin advertir la muerte del animal por causas fisiológicas. Está justificado, pues, que consideremos inmortales a los seres unicelulares, al menos potencialmente, exactamente como las células somáticas de un ser pluricelular extraídas y cultivadas.
Pero, aparte de los unicelulares y los procesos artificiales del cultivo de tejidos, hay también en el cuerpo de los seres superiores determinadas células que son igualmente inmortales en potencia. Son las células germinales (óvulos y espermios) que representan siempre la posibilidad de seguir viviendo en un nuevo organismo y en sus células sexuales.

José Yañez Valenzuela

El Fortín del Estrecho