Las bibliotecas tienen ese algo mágico que hace sentir en el alma, como si los libros te invitaran a comprender, a descubrir, a progresar… A navegar por el saber, por el soñar…, a… ¡despertar! El silencio que se palpa en una biblioteca, no sólo impregna la piel, sino aprieta el alma. Ese silencio te obliga al respeto. Una biblioteca atesora todo lo que humanamente somos y lo que podríamos llegar a ser.
Cuánto se ha lamentado la pérdida de esas grandes bibliotecas patrimonios de la humanidad que fueron victimas de gobernantes arrogantes, de la violencia provocada por la ignorancia y ese desprecio tan inhumado por la verdad. La historia de la humanidad rebalsa de episodios de vandalismos que han dejado oscuras y secas inmensas lagunas en el saber, que jamás recuperaremos…
…Bueno, el asunto es que el destino me llevó hasta la Biblioteca del Liceo Luis Alberto Barrera. Después del incendio la restauración del edificio a simple vista, se ve bien. Hoy las risas femeninas producen en los sentimientos machistas, ese algo extraño, para quienes conocimos aquel liceo como una casa para machos recios. Grandes magallánicos se forjaron en sus aulas. Este comentario, es sólo un detalle; hoy estamos enfrentados a un real avance social, las mujeres, se están haciendo sentir, y eso es bueno, lo juro por mi madre… y por mis nietas. A falta de hombres, ellas, harán lo suyo. En estos días, ya muchas mujeres son de hierro, pronto las habrá de otros metales. Los varones, hace mucho tiempo perdimos la exclusividad y propiedad del pantalón, debe ser la razón por la que de hace un tiempo a tantos “muchachos”, les a dado por vestir de mujer.
Es la vida…decía mi abuelo, y repetía cada vez que era escuchado: “la Biblia dice que llegará el día que dos hombres no serán capaces de cargar un huevo”.
Al ingresar a esa biblioteca en cuestión, no pude menos que sentir pena. La franca verdad, también sentí vergüenza. Esa vergüenza que produce desesperanza, esa desesperanza que desilusiona…, esa desesperanza que te dobla y te quiebra, esa desesperanza que te deja amarga el alma.
Llegué a la biblioteca en busca de un dato específico, lamentablemente ahí, no estaba el texto. El señor bibliotecario me atendió cortésmente. Me fue inevitable pensar lo triste que debe ser para ese funcionario, trabajar, en esas condiciones. ¿Qué interés puede tener un alumno de asistir a esa biblioteca? Es un lugar abandonado. Por respeto a mi Creador no diré que está abandonado a su voluntad. Pero sí, está abandonado por los responsables. Permítaseme decirlo, y lo más fuerte que se pueda escuchar, esa biblioteca, es una ofensa a don Luis Alberto Barrera. Es una ofensa a la “cultura”. Es lo que puede llamarse, uno de los grandes crímenes del poder.
Al salir de esa biblioteca he llegado a pensar dolorosamente que a veces nos alejamos irresponsablemente de la belleza, de la verdad, de la honradez, de la bondad…, de la excelencia.
Un señor profesor de ese establecimiento con toda su amabilidad me indicó el camino para encontrar ese material que me inquietaba.
Cuando los jóvenes se hacen sentir negativamente, es simple, el sistema les cultiva en el alma esas frustraciones que los adultos en general y las autoridades no logramos comprender, no logramos descubrir, no logramos sentir, porque pertenecemos a otros intereses que nos aguardan muy lejos de aquí.
No basta cubrirse los ojos con un paño negro para no ver, la ceguera de nuestro sistema es una ceguera hipócrita, sólo ve, donde le conviene.
TODO POR LA AUTONOMÍA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE MAGALLANES
Antonio S. Deza González, Director