En 1996 un grupo de personas cuestionó a Marta Larraechea, esposa del presidente de la República de entonces, sobre el uso de las palabras Tercera Edad como sinónimo de fin de la vida.
Los argumentos esgrimidos, la indujeron a aludir a este grupo etáreo como “el adulto mayor” y la institución formal-gubernamental que los cobija es el Senama.
En 1950, la edad promedio del chileno era 52,95 años en los hombres y 56, 83 en las mujeres; en el año 2002 se lee 74,37 y 80,40, respectivamente.
El aumento de la longevidad ha sido evidente y las cifras de la Organización Mundial de la Salud-en cuanto a Chile- proyectan que en el año 2015 habrá 726 mil personas mayores de 80 y en el 2050, con una población de 20 millones de habitantes, 880 mil.
Gracias al desarrollo científico, a los planes de crecimiento personal, nutrición adecuada y sobre todo conciencia de la importancia de la actividad física (ejercicios, caminatas, contacto con la naturaleza, el abandono de ciertos hábitos como la gula, el cigarrillo y el alcohol), la supervivencia, especialmente la de la mujer, se prolonga cada vez en espacios de tiempo menores. Tanto así que en el 2010, el hombre tiene una expectativa de existencia de 79 años y la mujer de 85,4 años.
Este tema llevado al plano político, ha inducido a varias colectividades a incorporar lo que denominamos la Cuarta Edad, en sus campañas. Contrariamente a lo que se piensa, el 70 por ciento de este segmento se moviliza, realiza sus diligencias y todo lo que requiere una vida normal, sin ayuda de terceros.
-En una sociedad reacia a inscribirse en partidos y mientras el voto sea sólo para los inscritos o la desilusión juvenil frente a los partidos políticos que los llama a alejarse de las urnas, la gente mayor constituye un grupo que puede cambiar el resultado de una elección. Si tomamos en cuenta que en las tres últimas presidenciales la diferencia entre el ganador y el perdedor de la segunda vuelta ha sido inferior al cinco por ciento, la decisión de ese grupo etáreo de casi el 10 por ciento del electorado es muy significativo, opina la diputado Carolina Goic.
EL POR QUE ELLAS VIVEN MÁS
En este fenómeno se longevidad, una vez más salta a la palestra porque hay más viudas que viudos.
-La mujer, históricamente, ha resistido mejor los embates, los sufrimientos y las privaciones que el hombre; este es el motivo por el cual las estadísticas las favorecen y sobreviven un promedio del 4 por ciento a los hombres-señala el psiquiatra de la Universidad Austral de Valdivia, Víctor Ruiz Urdiles. “Además resisten mejor las enfermedades y acatan con más disciplina las instrucciones de los nutricionistas y geriatras. Hace 50 años la etapa de mayor fecundación entre los 20 y 24 hoy es entre los 25 y 29.
Todo el proceso de atraso en los alcances de las edades límites, ha repercutido entre los jóvenes. En la actualidad el porcentaje de mujeres que fecundan entre los 35 a 39 años es idéntico al de las jóvenes entre 15 y 19. “Y es obvio, dice Diana Mincel, socióloga francesa de La Sorbona”, antes el sino femenino era de la casa al lecho conyugal; hoy en día la mujer opta por estudiar, vivir la vida sola o con parejas temporales, viajar si puede, buscar su realización profesional para recién entonces, pensar en la maternidad con o sin convivencia estable”.
La edad no tiene motivo de ser un impedimento para la que las parejas de la Cuarta Edad tengan sexo.
Fuimos testigos de cuando el psicomago Alejandro Jodorowsky de entonces 70 años consulta al ex senador y escritor Volodia Teitelboim de 80 sobre su vida sexual (pregunta que desorientó en primera instancia al Premio Nacional de Literatura): “Absolutamente normal, sin ayuda de elementos invasores”, respondió, aludiendo como intrusos el viagra y sus sucedáneos.
Para la farmacéutica Sylvana Hernández , aparte de los medicamentos recién mencionados, el público consumidor de remedios no es reducto privilegiado de la Cuarta Edad: “Al contrario, en la medida en que transcurren los años son cada vez más jóvenes quienes manifiestan problemas cardiacos, digestivos y de depresión pues los hábitos sedentarios y las aficiones los afectan en mayor grado que la generación anterior”
LIMITACIONES LEGALES
Prejuiciosos comentan que los “viejos” son los culpables de los accidentes de tránsito.
El Prefecto de Carabineros, coronel Ricardo Chavarría, aclara: “La mayor parte de los accidentes son provocados por jóvenes, teniendo en cuenta que porcentualmente son más los menores de 30 que los mayores de 80 quienes están al frente del volante. Sin embargo el adulto mayor maneja con precaución, a veces tanta, que a raíz de la lentitud para conducir, provoca incidentes porque los más acelerados lo quieren pasar e incurren en una infracción. No existe límite de edad para conceder una licencia; sin embargo a partir de los 75, se extiende por dos años (en vez de seis) y a los más mayorcitos por estar más expuestos a afecciones repentinas, deben rendir el examen práctico anualmente. Y lógicamente se les impide maniobrar vehículos de gran tonelaje o con acoplados o tolva”.
TESTIMONIOS
Juan Villagrán Mansilla es minero en la zona de Cuz Cuz (localidad cercana a Illapel, IV Región). A los 80 años, aún ingresa a los túneles acompañando a sus colegas treinta añeros, en su mayoría.
-Cuando me canso, los estimulo a que sigan picando-explica. “Pero no me veo sentado en la casa escuchando la radio sin hacer nada. Algo aporto, me gano un “pitito” aparte que sumo a la jubilación. Estoy consciente que el día que sea una carga para mis compañeros, no ingreso más a la mina”.
En Illapel el 15 de noviembre le dieron el reconocimiento como la mujer del bicentenario a María Pozo Aguirre (101 años), la primera alcalde mujer de Illapel que, para que el Presidente Ibáñez pudiera asistir al bicentenario de Illapel, cambió la fecha de fundación del 10 de noviembre, al 12… Y así quedó hasta ahora, 56 años después.
Para el taxista de Punta Arenas Sofanor Gutiérrez Cárcamo, sus 82 años le significan algunas burlas de otros chóferes pero nada más: “Incluso las viejitas me prefieren porque tenemos más temas en común para conversar. Me favorece ser propietario de vehículo pues dudo que un particular me confíe el auto. Soy capaz de cambiar una rueda sin ayuda, ¿cuántos de los conductores jóvenes lo pueden hacer? Me indigna cuando hablan de ancianos…Yo creo que el anciano se hace en el camino, no se es anciano por tener unos años más que otros.
Ariel Vargas Vargas, magallánico, acaba de cumplir 90 años. Peluquero desde hace 64, trabaja de 9 de la mañana hasta las 21 horas semana corrida: “Me da la impresión de que si dejo de bajar al local, me voy a morir. No me tiemblan las manos ni jamás he pasado a llevar el lóbulo de una oreja”
En las sociedades desarrolladas la esperanza de vida está en continuo aumento, por lo que en estos países el porcentaje de personas mayores de 80 años es cada vez mayor. Así, por ejemplo, en 2003 vivían en España 1.756.844 personas mayores de 80 años, y en 2005 ya eran 1.903.756 personas. A la vez, también aumenta la edad media de estas personas, y el número de hogares unipersonales habitados por octogenarios, normalmente mujeres por su mayor longevidad.
Según los expertos geriátricos Roew y Kahn el envejecimiento es:
lineal: un proceso que se va produciendo a lo largo de toda la vida y que, en un determinado momento, cristaliza;
inevitable: no puede detenerse, terminando sólo con la muerte del individuo;
variable: no tiene por qué ser semejante en individuos que nacieran en la misma época y situación;
asíncrono: sigue diferente ritmo de desgaste en cada órgano.
Aunque el proceso de envejecimiento sea variable en función de las personas, hay una serie de rasgos comunes al envejecer avanzado propio de la cuarta edad:
• deterioro de las funciones físicas por el desgaste provocado a lo largo de los años vividos;
• menor adaptabilidad al cambio, por disminución de la versatilidad orgánica y psicológica;
• mayor posibilidad de caer en enfermedades agudas, pues el organismo y la psicología son más vulnerables;
• reducción en la capacidad de ser autónomo;
• tendencia al aislamiento por carecer de recursos psicológicos para seguir la corriente social dominante;
• sensación de acabamiento por tener menor vitalidad y por la amenaza de la muerte cercana.
El químico farmacéutico Raúl Cortés, de la cadena de farmacias regionales España*, que combina la venta de medicamentos de laboratorios de grandes marcas con los elaborados de productos naturales, difiere de Sylvana Hernández: “ Es un público consumidor mayúsculo. Vamos por parte. Si existe la Cuarta Edad se debe en gran parte porque gracias a los avances de la medicina, enfermedades de antaño como la artritis, la diabetes no prevenida, las afecciones prostáticas, todos los elementos de la medicina tradicional y la comercial que elaboran productos en función de la longevidad, y dicho en otras palabras, de llevar mejor consigo la vejez. Hace doscientos años era posible morir de una encía infectada; hace cien, de tifus, hace cuarenta el corazón y el cáncer eran casos cerrados…Han surgido nuevas enfermedades, es cierto, pero los laboratorios reaccionan rápido. En cuanto a los jóvenes, por las exigencias del medio consumen más antidepresivos que tranquilizantes. Estos últimos son recetados generalmente a los más adultos que tienen problemas de sueño o no asumen que dormir cinco a seis horas a los 80 años, es normal.
Por André Jouffé Lois, Periodista