10
Los judíos rechazan a Jesús
22.- Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, 23.- y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 24.- Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuando nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. 25.- Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 26.- pero vosotros no creéis, porque no sois mis ovejas, como os he dicho. 27.- Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28.- y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29.- Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30.- Yo y el Padre uno somos. 31.- Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32.- Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedrearéis? 33.- Le respondieron los Judíos, diciendo: Por buena obra no te apedrearemos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34.- Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35.- Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la escritura no puede ser quebrantada), 36.- ¿al que el Padre santificó? Y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37.- Si no hago las obras de mi Padre no me creáis. 38.- Más si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. 39.- Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. 40.- Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. 41.- Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. 42.- Y muchos creyeron en él allí.
11
Muerte de Lázaro
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y Marta su hermana. 2.- (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) 3.- Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4.- Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para la muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. 5.- Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6.-Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7.- luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8.- Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los discípulos apedrearle, ¿y otra vez vas allá? 9.- Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10.- pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. 11.- Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; más voy a despertarle. 12.- Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13.- Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14.- Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15.- y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; más vamos a él. 16.- Dijo entonces Tomás, llamado Dirimo, a sus condiscípulos. Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Jesús, la resurrección y la vida
17.-Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18.- Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19.- y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20.- Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21.- Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22.- Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23.- Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24.- Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25.- Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26.- Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27.- Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo,. El Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Jesús llora ante la tumba de Lázaro
28.- Habiendo dicho esto, fue i llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. 29.- Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. 30.-Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. 31.- Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que maría se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. 32.- María, cuando llegó donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. 33.- Jesús entonces al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34.- y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35.- Jesús lloró. 36.- Dijeron entonces los judíos: Mirad como le amaba. 37.- Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos a un ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
La resurrección de Lázaro
38.- Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39.- Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40.- Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? 41.- Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42.- Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que Tú me has enviado. 43.- Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven afuera! 44.- Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.