VICENTE BLASCO IBAÑEZ
(1867-1928 )
Novelista español
Nació en Valencia y murió en Francia. Su vida fue agitada y luchó constante en defensa de sus ideas republicanas. Su obra, fue conocida y reconocida, siempre fue dirigida al gran público, más que a los intelectuales refinados. Las realidades sociales de España y más concretamente de la región de Valencia quedan de manifiesto en sus obras como: 1894 Arroz y tartana; y 1895 Flor de Mayo; 1898 La barraca; 1900 Entre naranjos; 192 Cañas y barro. Todas obras escritas con violencia guiadas por el idealismo y el carácter del autor. El éxito internacional que logró y la pasión con la que tomó partido a favor de los aliados, le llevaron a ampliar su inspiración hasta una reflexión sobre el mundo como se expresa en sus obras en 1908 Sangre y arena; 1915 Los argonautas; 1916 Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Es posible que la obra de este autor haya estado limitada a esa determinada época de la historia del pueblo de España, y también muy preocupada por los problemas de la creación literaria, ha corrido el riesgo de entrar en el túnel del olvido.
ALEXANDRE BLOK
(1880 – 1921)
Escritor ruso
Fue el mas eminente representante del simbolismo en su país y, en cualquier caso, un escritor de primera línea que sólo pudo alcanzar la fama mundial un poco tiempo antes de su muerte. Nació en el seno de una familia de estudiosos universitarios, por lo que a corta edad empezó a frecuentar los círculos intelectuales de San Petersburgo.
Asumió los mitos filosóficos y religiosos de comienzos de siglo, en particular la figura de “Sophia”, tomada de Vladimir Solovyov, pero los recreó en función de su propio universo. Alexandre, fue un hombre solitario, su mente siempre estaba fuera de este mundo, que siempre rehuyó la comunicación…, jamás se preocupó de sus semejantes y en más de una ocasión se le escuchó decir: “¡Qué duro es andar entre los hombres y aparentar estar vivo y apasionado!
Sólo dos paisajes le condicionaron, el de la pequeña hacienda familiar de Chakhmatovo y el de Petersburgo, con sus miasmas y sus miserias.
Se evade de uno y otro para escuchar la voz de otros mundos. El mismo llegó a creerse médium, e incluso profeta.
Este autor llegó a ser un importante prosista, como está escrito en una serie de artículos en los que ilumina su creación poética.
Es también autor de dramas líricos, que intentan expresar un alma, la suya propia, y el alma humana en general: de estos dramas el mas sugestivo en 1913 se titula Rosa y Cruz.
Pero su evolución se marca sobre todo a través de sus tres volúmenes de versos. El primero de estos volúmenes en 1898- 1904 contiene poemas de la Bella Dama, historia de amor místico del poeta por la Sophia, una misteriosa figura, encarnación del eterno femenino. El segundo volumen 1904-1908 revela el desasosiego del poeta abandonado por la Bella Dama, en un universo de ahora en adelante vacío y sombrío, cuya mejor imagen está representada por las brumas de San Petersburgo. El tercer volumen en 1907- 1916 es la obra de quién posee -y es poseído- la música del mundo, particularmente en el hermoso ciclo Arpas y violines de 1913: la lejanía de las voces, es para el poeta, símbolo del silencio de la esterilidad. Este autor deja de escribir en el año 1918, y así se justifica en una carta: “Sería un sacrilegio y un engaño intentar rememorar, por la vía de la razón, estos sonidos, en un espacio que han abandonado para siempre”.
Por otra parte Blok, había sido el cantor apasionado de Rusia. Su nacionalismo se presentaba como una interrelación personal: “Rusia esposa mía”: exclama en “El Campo de las becadas”. Y en otro poema del mismo año 1918, exclama: “Rusia, desgraciada Rusia, el gris de tus chozas, tus canciones al viento, son como las primeras lágrimas de amor”. Una vez más es preciso invocar el mito de la eterna “Sophia” para comprender una identificación tal entre la nación y una mujer. En enero de 1918, en un estado de trance y de éxtasis, Alexandre Blok compone dos extensos poemas que figuran entre los más hermosos de toda su producción: “Los doce y Los escitas”: extrañas visiones de una Rusia en armas; pero tras las espaldas de cada soldado rojo, se adivinan alas de ángeles.
Pierre Brunel, Profesor de la Sorbona, Robert Jouanny, Profesor de la U. de París-Val-de-Marn y Robert Horville, Profesor de la U. de Lille III Editorial EVEREST S.A. España.