Fue impresionista hasta un cierto romanticismo en sus primeros libros de forma clásica: 1900 Brisa de primavera; 1901 Visión; y 1902 Melodías crepusculares.
Evoluciona luego hasta un simbolismo impregnado a la vez de influencias germánicas (Goethe, Hölderlin) y francesas (Baudelaire, Mallarme). Tras liberar su palabra de los últimos resabios de la tradición, se orienta hacia el verso libre, que él introduce en Suecia. Inspirándose en las fuentes antiguas: 1906 Ditirambos a la luz del atardecer; eleva la forma de una exigencia tan rigurosa que le obliga muy pronto al silencio. Comienza entonces su obra prosista, en la que, a imagen de Nietzche, condena la modernidad procedente del cristianismo y del romanticismo, para preconizar la vuelta al “Ideal antiguo 1909” (título de un libro de ensayos), para él, símbolo de pureza y de valor. Tan hermético en la forma como en el fondo, Ekelund, nunca buscó el favor del gran público; consciente de ser elitista, renuncia incluso al ensayo tradicional para encerrar sus pensamientos en secos aforismos que serán fecundados por las futuras generaciones poéticas.