Comentamos este texto con el real convencimiento de que la paz es un bien invaluable. Al mismo tiempo convencidos de que la paz es posible si eres capaz de protegerla.
Y realmente convencidos…:
“…Si un pueblo no es capaz de forjar sus armas y sus herramientas; y sembrar su trigo jamás deja de ser esclavo (léase dependiente)”.
“…Una cosa es ser pacifista y otra es ser cobarde e irresponsable”. (Frases del libro SENTENCIAS 1ra edición).
Caín mató a Abel, nos cuenta el libro Génesis de la Biblia. Desde esos tiempos, y es muy posible que desde antes, los humanos (u otros…, antes que nosotros) ya venían experimentando esta vía de solución bélica a sus conflictos, (los animales lo hacen, y nosotros no estamos muy lejos de serlo). En nuestro tiempo hemos sido testigos de lo que esas soluciones militares acarrean en desmedro de los pueblos. La historia ajena nos relata como en la vida misma han influido en todos los ámbitos las consecuencias bélicas en el “desarrollo” y “retroceso” de nuestra especie.
En lo que dice nuestra historia, es donde hay que poner especial atención, sin dejar de tener a la vista nuestro espejo de la realidad histórica pasada, presente con miras al horizonte futuro…
…”La paz la tienes en propiedad solamente si la ganas; lo contrario es la “paz” condicionada del rendido al arbitrio del invasor”, (léase: diferentes formas de invasión como las que hoy sufrimos). Todo lo que se dice en contrario, sólo son expresiones bien intencionadas y de buena crianza diplomática. Todos los pueblos cuando se sientan a “conversar” ponen la espada sobre la mesa, la que tiene más diamantes en el pomo: esa manda; y no es de otra forma, y no habrá otra forma hasta así sean los días del fin de los tiempos. No olvidemos que la fe fue inducida con el filo de una espada…, en el nombre de Dios.
Educar al pueblo con hipócritas máscaras pacifistas es una irresponsabilidad, porque esas actitudes generan una raza indiferente e inconciente de sus valores, por ende: cobarde. Todo ciudadano chileno debe estar siempre conciente de que el segundo jinete jamás dejará de cabalgar en las fronteras, y que: “por más verde, florido y sonriente que sea el arbusto que tienes al frente, jamás dejarás de estar apuntado por tres flechas a tu espalda”. Eso, no quita lo cortes. Lo ideal, es dormir con un ojo a la vez.
Porque leímos este texto lo recomendamos: Episodios Navales Chilenos, justo ahora que nos tienen a disposición de la justicia internacional para que decidan ellos por nosotros si somos o no dueños de lo que hemos ganado con sangre, (habiéndoles devuelto de buena fe parte de lo ganado en batalla), y hemos mantenido con respeto la palabra y la firma empeñada, como vencedores honorables, muy lejos de esos odios y rencores odiosos, que jamás hemos cultivado, pero que sí hemos sufrido con las ofensas que a diario y por años han vomitado esos resentimientos desde esas aulas, pasando por los medios de comunicación hasta la verborrea politiquera oportunista.
Si a este libro Episodios Navales Chilenos se le libera de esas páginas en las que en la segunda edición reseñan la dictadura de la que fuimos victimas como actos de heroísmo (hoy ya sabemos lo que fue, los “financistas” lo dicen abiertamente en las desclasificaciones, los “untados” no fueron héroes como se ha querido hacer creer), es sin dudas un gran texto de estudios como fue la intención de la primera edición de 1970 en la que tuvo la autorización de don Eduardo Frei Montalva, y que hoy sabemos cómo y quienes terminaron con su vida.
La vida continúa. Chileno, será el pasto que crezca sobre tu tumba…
Resumen del Director