Directora de orquesta y pianista neerlandesa

Desde el silencio de su trayectoria revolucionó el mundo de la música. Fue la primera mujer en dirigir la filarmónica de Berlín y la filarmónica de Nueva York.
Esta gran mujer es un ejemplo de superación, perseverancia y resiliencia. Ella desafió una disciplina dominada por los hombres y formó una orquesta integrada por mujeres.
Hija de madre soltera, nació en Holanda y fue adoptada cuando recién cumplía sus dos años de vida donde continuó su existencia en la ciudad de Los Ángeles. Desde niña tuvo ese hábito de comerse la uñas y para corregir esa conducta un médico le recomendó asistir a clases de piano, uno de sus grandes atractivos era escuchar presencialmente en el parque la orquesta de Paul Steindorf, éste fue el primero que intentó desanimarla de su intención de ser directora de orquesta, terminada su educación formal se fue a Nueva York y luego a Alemania donde asistió a la Academia estatal de música de Berlín, donde logró ser la primera estadounidense en lograr graduarse en esa casa de estudios.
Así logró en el años 1930 debutar como la primera mujer directora de orquesta de la filarmónica de Berlín y luego de la de Hamburgo, siguiendo con la filarmónica de San Francisco y la de los Ángeles, siempre como invitada, la resistencia a dejarla pasar era evidente.
Realizó una gran gira por Europa, a su regreso se presentó en el Opera House; pero siempre hubo músicos que se negaron a ser dirigidos por ella.
La primera dama de EE.UU. Eleonor Roosevelt, jugó un papel principal en el apoyo a esta pionera. Desde 1938, se convirtió así, en la primera mujer en dirigir la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

El Fortín del Estrecho