Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, uno a la Izquierda y otro a la Derecha; hoy, Chile está crucificado junto a ladrones de la derecha y ladrones de la izquierda; por lo visto, nada parece haber cambiado. La cantidad de delincuentes ha aumentado tan peligrosamente que se puede afirmar que el orden de la seguridad social está en serio peligro; si a la delincuencia común se le suma la delincuencia financiera, la delincuencia encubierta tras las instituciones; las pruebas están a la vista. Vergonzoso es decirlo, pero la amenaza puede presentarse incluso al intentar hacer un trámite frente a una ventanilla oficial. Existen pruebas de maniobras legislativas en las que se han coludido legisladores, para “delinquir legalmente”; (no se sabe de condenas, sólo de clases de ética). A estas alturas el ciudadano de a pie, frente a esta peste, no tiene protección de vacuna alguna.
“Voy a cerrar la puerta giratoria”, “a la delincuencia se le terminó el recreo”… Vociferaciones que por años han resultado frustrantes; y esa cháchara que aún rebota en los sucios recuerdos de Cúcuta: “Vénganse a Chile, tenemos trabajo”. Hoy ellos, los vociferantes, le achacan a éste gobierno, las “evacuaciones” que ellos hicieron sobre el piano en sus gobiernos. La política deshonesta siempre ha sido el mal ejemplo.
(La deshonestidad se respira y produce náuseas).
(Cuando la policía se convierte en la conciencia de la ciudadanía, está comprobado, baja la actividad delictual. (No basta con fantasear con el efecto de las Relaciones Públicas). Se comprobó cuando se crearon en Carabineros los hogares de menores, la conexión con la ciudadanía fue casi perfecta; se notó el reconocimiento ciudadano. Carabineros de Chile era entonces, una Institución Policial de Carácter Militar…, y dependían del Ministro del Interior: La dictadura les “milicarizó”, y se dejaron milicarizar), se dejaron llevar al Parque”.
En estos tiempos, el problema de la delincuencia en Chile, es el reflejo de la corrupción institucional. (¿Se acuerdan? “… Dejen que las instituciones funcionen”, dicen que dijo, doña Juanita). Al analizar seriamente el problema nacen preguntas en la base ciudadana: ¿Por qué los progenitores no son responsables de los hechos y daños provocados por sus hijos? ¿Cuándo se ve frente a la justicia al padre de un menor que ha delinquido? ¿Por qué tantas veces la flagrancia no es tratada como agravante? ¿Por qué no se considera legalmente la restauración del daño económico causado a la víctima por el causante?
Lógico sería el tener que resarcir económicamente a la víctima por el daño cometido, y además pagar con prisión el hecho, como delito mismo; de ésta forma el delito dejará de ser buen negocio. ¿Por qué no se legisla sobre la responsabilidad de la familia del menor que causa daño o delinque? ¿Se perdió la obligación y el derecho de la Patria Potestad? ¿Por qué no se considera una Correccional Militar para los adolescentes delincuentes hasta su mayoría de edad, que no tienen familia responsable a la vista? ¿Por qué no se ha instaurado la delación pagada, y así bajar costos y agilizar las investigaciones? ¿Por qué no existe un “Decreto de ley de emergencia de efecto inmediato” para detener la continuación de acciones que dañan la paz social, durante el tiempo que transcurre la tramitación de la ley definitiva; como es el caso, por ejemplo, de la importación de armas a fogueo, la importación de fuegos artificiales y los casinos clandestinos, ¿Por qué no expropian las máquinas? Y tantos otros casos que intentan solucionar, cuando ya no hay remedio. Importamos miseria y delincuencia, y la política sólo busca excusas. La ciudadanía merece ver el rostro de los delincuentes para protegerse, porque ellos vieron el rostro de sus víctimas. ¿Cree usted que no tendremos protección ciudadana frente a la lacra del tráfico de drogas sin medidas realmente efectivas: miren a México y a otros? ¿Haría usted la prueba del pelo a los políticos? ¿Cree usted la historia de que los laboratorios le venden más caro a las cadenas farmacéuticas? ¿Y el “corte de cola en la triangulación de facturas”? La usura ha sido constitucionalmente lícita en Chile, disfrazada de libre comercio. Desorientan el concepto de justicia que tiene la ciudadanía cuando se lee o escucha que autores de hechos graves, traficantes de drogas, detenidos además por estupro, prostitución infantil y producción de material pornográfico, uno pasa detenido y los otros dos libres en espera de ser notificados por la Fiscalía. Otro, vendía droga a través de las redes sociales. En la mayoría de los casos de gravedad como estos, cumplen arresto domiciliario; ¿cuántos funcionarios de carabineros tienen que andar día y noche recorriendo las casas, de los enclaustrados, mientras el resto de sus familias andan libres delinquiendo. ¿Por qué el delincuente extranjero, legal o ilegal no es repatriado? ¿Derechos humanos? ¿Por qué para ser guardia privado no se exige hacer el curso de instrucción policial por seis meses en carabineros, con sueldos financiados por el SENCE?
La opinión generalizada es que la función de los Derechos Humanos, interfieren ideológica y políticamente en sus decisiones. ¿La defensa de la infancia? No defiende nada…, miles de niños son abusados en la institución estatal. La secretaría de la prevención del delito, ¿qué previene? ¿Qué controla o previene el SENDA? Sólo funcionarismos. La delincuencia es un negocio, no sólo para el delincuente. De la corrupción en la policía, y el resto del sistema, sólo queda a la vista la punta de iceberg. Una joven policía muere por “fuego amigo”… y no se habla más del tema… (¿Cuánto sabía esa colega?) Otros trafican armas de propiedad del Estado; la aduana muchas veces es tuerta. Y del juicio de los Generales ladrones, se siente estridente ese silencio, y del juicio al ex director de investigaciones jamás se volvió a escuchar del proceso, de culpabilidad o inocencia, etc. Esos son los malos ejemplos que han estimulado la delincuencia y el resentimiento social.
Si a todo esto le sumamos la inmundicia politiquera, la soberbia oligárquica y el resentimiento de las bases; la actuación interesada que se deja ver en el manejo informativo del sistema comunicacional, y la grosera manipulación a través de las redes sociales, para mentir, ofender y calumniar escondiendo el rostro. Se puede decir “el asunto no tiene remedio”; opinión ciudadana.