“Desde la próxima semana se cursarán infracciones a quienes crucen a mitad de cuadra”; comunicó por varios días el sistema informativo de la Región, pero de pronto, todo se silenció y la noticia quedó en el olvido. Mientras estuvo en el aire, la posibilidad de una multa por cruzar la calzada como las gallinas…, o sea cruzar sin mirar y en cualquier parte, se notó, el miedo al desembolso de equis pesos frenó la incultura peatonal y fue notoria la aceptación a la norma: “cruzar en la esquina”. Pero, al parecer la época preelectoral fue más fuerte y la campaña se disolvió.
Se escuchó decir a más de una autoridad –“¡Cómo se les ocurre cobrar multa por cruzar a mitad de cuadra!…, si hace tanto frío en Magallanes!” O sea, ¿en Estocolmo cruzan donde les da ganas, en Alaska, hacen lo mimo, en Londres nadie respeta las reglas…? En esos lugares no hace frío.
El interés demostrado por Carabineros de Chile de poner en marcha la exigencia en el cumplimiento de esa disposición, fue acertado, el desorden que deja a la vista la mala educación en el uso de las vías puede comprobarse y sufrirse: Los ciclistas contra el transito y sin luces (en la noche), compitiendo a velocidad imprudente en las veredas, los patinadores en igual modo. La displicencia del peatón común al hacer uso de su derecho al cruzar la calzada, llegando en ocasiones a burlarse del conductor que le está respetando ese derecho.
Si se suman todos estos gestos de mala conducta se puede llegar a la conclusión de que estamos en una ciudad poblada por un peligro promedio de mal educados. Este detalle, hasta hoy pasa pero, ¿qué será de Punta Arenas cuando tenga 200.000 habitantes, o más…? Cuál será el costo que el Estado, o sea todos, ustedes y nosotros, tendremos que invertir para corregir esas malas practicas, ¿cuál será el costo que originarán los accidentes resultantes?
Es de esperar que Carabineros de Chile vuelva a atacar con la idea inicial, eso sí, primero educando, deteniendo al infractor por unos instantes, en la vereda, obligándole a reconocer su error y, a prometer que enmendará su conducta; y que al menos, a modo de multa sienta un “poquitín” de vergüenza.
De un mal peatón sale un mal conductor, y de un mal conductor un mal ciudadano.
TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES
Antonio S. Deza González, Director