Es impresionante comprobar como se siente el peso de esas cadenas de la dependencia foránea en los hábitos y conductas de la población, tanto es, que desde la molesta expresión « okey », a la imitación…, de qué se yo…, formas de caminar, estilos de rumiar goma de mascar, el uso de mil malas costumbres; y tanta otra basurilla como esa música que « nadie entiende, en desmedro de la nuestra », o el infeliz hábito del consumo de drogas que se han ido envasando en nuestra cultura y que actúan como permanente corrosivo hasta lograr su objetivo, que es destruir sistemáticamente nuestra identidad. Y no es por azar que solamente aceptemos siempre, lo que no es productivo para nosotros, y que siempre haya un testa di ferro que nos está repitiendo en todos los medios, que esa « mierda », es buena para nosotros, como país. Y no somos nada más que tristes e idiotas consumidores de tecnologías, muchas inútiles, y orgullosos vendedores de materias primas… Cuando el Estado de Chile no sea dueño de nada, no tendremos como defendernos del ataque final.
A quienes ya se les globalizó el alma, les parecerá ridícula esta opinión; y también no estarán en desacuerdo aquellos que tienen intereses económicos en juego. Lo que es comprensible.
En las reglas del boxeo, ambos púgiles deben tener el mismo peso, de lo contrario ese combate no es posible: honestamente ¿estamos en condiciones de ir a la balanza en igualdad de condiciones?
Es una realidad innegable que paso a paso en el transcurrir desde los tiempos ya históricos, hemos ido dejando que otros cumplan con nuestra obligación de administrar nuestra vida nacional; por favor no se ofendan, pero es triste ver y sentir como entre tanto « tecnicismo» se han ido disolviendo los fundamentos naturales y eternos de esas bases que dan la razón de raza, patria, identidad y fe. Poco a poco los intereses foráneos han ido cumpliendo sus objetivos, nos han ido azucarando con fanatismos y con simples, pero perfectos malabares que nos han alucinado; así hemos ido perdiendo nada más ni nada menos que la esencia de patria que Dios nos dio; (no me estoy refiriendo al discurso permanente y pegajoso que ha actuado como anestesia), y todo este intercambio ha sido nada más que a cambio de cuentas de vidrio, de la estupidez en unos y las sinvergüenzuras en otros.
Es tanta el agua sucia que ha pasado debajo de estos puentes, que su olor a podrido molesta en la conciencia. La historia a la vista es nada más que construcción en arena con agua, con alto cargo fijo sin criterio… y desde la infancia nos la venden como verdad. (Pruebas sobran). Esa es una de las poderosas razones que tiene la juventud, hoy culta, para aislarse de la participación en la vida ciudadana.
¿Tan ciegos somos que no nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro rededor?
¿Terminaremos siendo como el heredero del millonario aquel que derrochó toda la fortuna heredada sin saber en conciencia cuánto trabajo había costado?
¿Llegaremos a ese día en que sólo seremos habitantes en un territorio en que nada será nuestro?
¿Allegados en nuestra propia tierra? Algo se huele por Palena… « Magallánicos: aún tenemos Región »: No permitiremos que ni un sólo bien público se transe o se venda sin la consulta respetuosa a la ciudadanía. Qué el CARGO FIJO que paga cada ciudadano sea considerado como aporte accionario en la propiedad de esas empresas. Si el municipio administra la salud, la educación, ¿Por qué no administrar el agua potable?
El sistema de agua potable de Magallanes, ni el aeropuerto, ni el frigorífico, ni la Enap, ni nuestro mar, ni la dignidad: NO ESTAN EN VENTA.
Muy lógico sería si todos quienes lo deseen, protestaran deteniendo sus actividades, por un minuto los días jueves, sólo por el tiempo que dura la prueba de sirena; (para empezar).
TODO POR LA AUTONOMIA POLITICA-ECONÓMICA DE MAGALLANES.
Antonio S. Deza González, Director