Cada vez que se entona nuestro Himno Patrio, este verso, pareciera estarnos cobrando una deuda. Es de ahí que con la más sana aspiración en la edición 78 adjuntamos un pequeño aporte en semillas de caléndulas (chinitas), para intentar sembrar en el espíritu regional el interés por embellecer aún más nuestras ciudades regionales.
Hace años que nos mueve esa inquietud, lo hemos publicado intentando despertar la noble inquietud, pero no hemos tenido respuesta. El quijotesco sueño es llenar de flores nuestra ciudad…, (y las bermas de los caminos)
Francamente no es una iniciativa solo para vender una imagen turística, sino para dar agrado a nuestro pasar, para disfrutar de la belleza que nos brinda la noble naturaleza e iluminar así nuestro espíritu, necesidad que late en el inconsciente colectivo, pero la presión del sistema no deja espacio a la meditación, situación que lamentablemente impide tantas veces darnos cuenta de lo bello que es nuestro edén.
De un escritor francés leí hace años en una de las páginas de su libro «los chilenos son enemigos de la belleza y temen a lo perfecto… tienen un triste conformismo».
Quisiera no darle la razón pero la palabra cultura, se siente a veces como una piedra en el zapato.
El costo de este sueño, tiene un valor alto, pero posible financiar pagando una pequeña cuota del impuesto a la conciencia.
El Asunto es simple, tareas como ésta, son un buen acicate para sembrar unidad.
Siempre se escucha repetir como monserga ese antiguo dicho: «Planta un árbol, cría un hijo y escribe un libro…». ¿Qué tal si empezamos por plantar una flor, para ver florecer lo nuestro?
Pronto vendrá el mes de mayo, tiempo de podas de los rosales, cuando usted pode sus rosas no bote las patillas, pidamos al señor alcalde que destine un lugar para acopiarlas y generar un vivero y así quienes deseen puedan trasplantar en sus jardines, frente a sus casas, en las plazas, en las áreas verdes de los colegios, de los cuarteles…
Es solo pensar en la posibilidad de que con la participación de los estudiantes y el aporte de todos, este sueño podría convertirse en una obra majestuosa…, alimenta el alma de la esperanza.
Magallanes es una tierra feliz, con su aporte se puede convertir en un edén…
Antonio S. Deza