Nadie puede desconocer que el problema del petróleo, sumado al total del problema energético, no nos afecta nuestra seguridad como nación. Como se ve el asunto, estamos en un zapato chino. Es verdad que el problema es muy grave, pero más grave es como se está enfrentando. El tema se revuelca de hace tiempo en el mismo lodazal mediático pero, con los mismos peros, no hay una opinión técnica que de una luz que alumbre la salida del túnel; somos como ciegos que estamos en espera de que la solución venga de cerebros extranjeros, lo que en cierto modo es lógico considerando nuestra cultura auto-colonizada y endémica insignificancia creativa como pueblo. Claro, en esas condiciones lo mejor lo mejor es esperar…, es mejor importar…
En este asunto jamás se ha escuchado una opinión, como: las grandes petroleras se están preparando para la reconversión del sistema energético, por lo tanto, los previsores dueños del petróleo están haciendo caja (a costa nuestra), para financiar el costo del cambio al nuevo sistema que ya se habla con certeza que a mediados del siglo, será a partir del hidrógeno, ya sea del agua, o del aire que respiramos… Ellos, seguirán en su negocio a cualquier costo, sin importar quién caiga.
De esta modesta opinión se desprende la siguiente observación: ¿Por qué no se invierte en tecnología como corresponde, para entrar en la nueva era con un margen aceptable de seguridad?
Para llegar a ese logro, la educación tendría que dejar de ser un asunto comercial, tan tremendamente sucio.
Esta cuestión es grave, ya que nos puede llevar de una plumada a revivir los tiempos de nuestros antepasados, lo que sería sin duda un gran problema, ya que no sabemos vivir de la tierra, ni hemos sabido cultivar la verdadera solidaridad y la disciplina responsable, ni hemos logrado comprender que el dinero no se come, y menos hoy que nunca ya que le hemos endiosado…
Ese es el lado feo del asunto, pero más grave aún es la nula seriedad que como sociedad enfrentamos al futuro, la irresponsabilidad flota en el aire contaminado de este inmediatismo que nos sumerge en este eterno subdesarrollo dependiente, hoy adornado con tecnologías que sin el control del buen criterio, tantas veces tristemente comprobado se han convertido en un arma de amenazante doble filo.
A todo este problema energético la humanidad se enfrentará en consecuencia al doloroso problema del hambre, y ya no serán sólo los pobres de África quienes padecerán el flagelo… ¿Y nosotros qué?
Tenemos tierra suficiente para cultivar alimentos, pero no sabemos como hacerlo, los que sabían, se han ido… los que pueden priorizan el factor político-económico, sin una conciencia social
Sin energía y sin combustible, habrá que volver a la fuerza de los brazos y a la noble fuerza animal, ¿regresaremos a la esclavitud?…, buena razón para educar.
TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES
Antonio S. Deza González, Director