Robar, es un acto condenado por la sociedad. Pero sin duda, todos somos ladrones.
Divididos en buenos y malos, los chilenos nos hemos caracterizado desde el principio de nuestra pobre, triste y mezquina historia, como buenos ladrones. Siempre teniendo en consideración que nuestros conquistadores nunca fueron, no son, ni serán el ejemplo de honradez, por tanto: de tal palo, tal astilla. De malos ladrones están llenas las cárceles.
Buen ladrón, es a quien no lo pillan. Robar por necesidad tiene esa justificación legal que puede hasta hacer llorar a un juez. Robar a un ladrón, tiene cien años de perdón. Quien roba lo suficiente… continúa siendo honrado hasta la muerte, y con honores. Robarle al enemigo, es un acto de heroísmo. Robarle al vecino, cuando este está ausente, es una mariconada, de la que se puede culpar a los ladrones… y, pasar con cero falta. Robarle el vuelto a la mamá es un pecado. Robar un beso, no siempre es condenable. Robar la inocencia es condenable sin perdón, pero… hay tanto oído sordo. Robar una idea, es picardía chilena. A quien roba un invento, se le considera un genio. Para ser ladrón de sueños y esperanzas, primero, hay que ser político. El tiempo de vida que se roban en los trámites, lo pagamos las víctimas; (vuelva el lunes).
Es de noble robar al rico para dar al pobre. Esos que roban cámara, son ladrones de imagen. Robar en nombre de los pobres, es además de estafa, pecado contra Dios.
El sobre precio que te cobran en el supermercado; esa pequeña diferencia de la estantería a la caja, no es robo, es un error, que les cuesta mucho corregir, (cuidado con las ofertas y las tarjetas de crédito, te roban con la cara llena de risa). Las diferencias o ajustes de sencillo, no es robo, es para cuadrar caja en tu contra… total, un peso, no es nada multiplicado por quince millones de ingenuos. Por diez pesos, tampoco es nada, sólo son ciento cincuenta millones que nos roban legalmente a los imbéciles. Los intereses que a diario pagamos, no son otra cosa que una forma de robo reglamentado.
¿Quién no ha jugado al paco ladrón? Las materia prima no se la roban las transnacionales… ellas vienen a hacer inversiones legales, aprobadas por los testa di ferro. En estos tiempos, buen negocio resulta robar almas…, sí…, si no te pones las pilas, ten por seguro que roban hasta el alma. Los buenos cerebros, hace años que se los están robando. Entre maestros, se roban las herramientas. A él, le robaron la señora. A la señora le robaron el marido. Es normal que se roben los cadáveres por presas. Y hoy, quien podría decir que es mentira que se están robando los órganos…, (son muchos los jóvenes desaparecidos). Hay pueblos que se acostumbran a que le roben territorio. Los pueblos poderosos les roban la fe a los pueblos débiles y se la destruyen, y les inyectan la de ellos, para así dominarles. En la escuela te roban la goma, la colación, la parka, la mochila y el celular. (Antes nos robábamos la tiza y a peñascazos bajábamos las manzanas del vecino). El profesor te roba unas décimas. El árbitro te roba el partido. En la iglesia se roban las limosnas… De una u otra forma se roban tu paz, tu silencio, tu paciencia, tus Derechos, tu libertad.
En la policía no hay ladrones… pero, lo que se pierde en el cuartel jamás aparece. Cuidado con el ladrón, gritan del Senado… Cuidado con los ladrones, gritan los diputados. (Dos millones de pesos de aumento mensual en el salario de los señores parlamentarios, no es robo, es dieta; y todos firman el decreto con el mismo lápiz, y los concejales les imitan, tugar, tugar, hay que aprovechar las derechas los del centro, independientes e izquierdas tienen bolsillitos que llenar).
En el diario vivir, entre hermanos se roban las herencias. A diario, también el socio fuerte le roba al socio débil. Si en el servicio militar te roban la toalla, simple, te robas otra y al final el pela’o honrado ahuevonado paga. En el hospital se bajan del inventario las agujas, la gasa, el algodón, el alcohol… total hay tanto, que no se nota. De los víveres que van al buque, lo que se cae en el camino no es robo, es recorte, mi teniente. Al patrón hay que robarle, al obrero hay que robarle. Ponerle agua a la leche, olvidarse de dar el vuelto, ajustar la balanza con un trocito de plomo, no es ser ladrón, es ser vivaracho. Cagar al fisco, no es robo, es hacer uso de la ley de la supervivencia; las grandes empresas no roban impuestos, solamente defienden sus derechos, y se eximen de tan odiosas responsabilidades. Quienes menos producen son los que más consumen del sudor impositivo, eso no es robo, o son gastos reservados, o son viáticos… o, son simples valecitos de bencina, total eso no es nada, son los costos de la democracia.
Con estas consideraciones y premisas el controlador de impuestos de la nación considera que cada ciudadano contribuyente es un ladrón en potencia; por eso te timbran de a tres facturas… por sia’ca. Mándamelo sin factura…, total, hay recursos que legalmente se caen y se disuelven en el camino.
Por eso, cuando te revientan los oídos con Chile- deportes, olvidándose de las coimas recibidas de las transnacionales, de las tabacaleras, de las telecomunicaciones, de las financieras, de las panificadoras, de la industria de la salud, de la CIA; de las petroleras, de la Banca…, es como ver al ladrón detrás del juez…
¡Qué quede claro! Esto no quiere decir que por conseguir el poder, muchos de estos que pueden sentirse aludidos y que hoy tanto hablan, se hayan subido por el chorro, para que les “unten” las manitos.
Esa codicia humana tan incontrolable es la que nos obliga a robar, a robar lo que sea, incluso el robo más común es el que le hacemos a la verdadera honradez, al apoderarnos soberbia e hipócritamente de su apariencia, para así, intentar parecer… Es insoportable ver y escuchar a tanto farsante, intentando a beneficio propio trizar a la vez tantas verdades.

TODO POR LA AUTONOMÍA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE MAGALLANES

Antonio S. Deza González, Director

El Fortín del Estrecho