En el acontecimiento electoral reciente que hemos vivido y en el que la gran mayoría de los ciudadanos hemos participado, ha quedado una vez más a la vista, a pesar de “todo”, la excelente cultura cívica de nuestra sociedad. Esta actitud debe ser seriamente valorada por quienes han sido electos, a ellos corresponde demostrar con hechos y respeto que son merecedores de la confianza que la ciudadanía ha depositado en el sistema. No olviden:
Las promesas que cumplan o no, tienen el valor del alma de quienes las emiten. Esto, la ciudadanía ya lo sabe, y le ha puesto un “caro” valor que está aprendiendo a cobrar.
Fríamente podría decirse que las campañas electorales, en el tiempo, han ido tomando cada vez más ese liviano sabor circense; a pesar de todo, el electorado ha optado por una línea y esta ha de ser respetada, por ser recta y limpia.
Todo ese entusiasmo preelectoral debe traducirse hoy en eficiencia y corrección, para que el común, tenga un espejo limpio donde mira el futuro, y no tenga como tantas veces el tener que saborear y tragar el triste amargo de la frustración.
En esta campaña solamente se escuchó con majadería y esa demagogia irrespetuosa, el tema de la delincuencia, la salud, la cesantía, la educación, la vivienda…, pero nadie llevó el tema a, “la razón de los por qué”, “de los desde cuándo”. De los grandes abusos que somos víctimas los consumidores, (aló, aló, no se escucha padre, estos incendios, no se apagan con agua potable, con esta luz aumenta la ceguera, y que el gas ya no da el suficiente calor al humilde; y cual es la figura legal que infringen las AFP., las ISAPRES y todas esas instituciones que siempre provocan la fragancia de la duda… Para qué vamos a repetir que la prensa no-dependiente merece el mismo trato en la distribución de fondos de la inversión publicitaria del Estado, y que los libros no deben pagar impuesto). De eso, ni hablar…
De eso, no se escuchó nada, pero cuando se llegó al tema de la quema de culpables; todas las piras se armaron con aquella leña seca al calor de las más bajas pasiones acumuladas hace ya decenios, y que estaban destinadas a otras hogueras; en esta ocasión, intentaron encenderlas para quemar a la autoridad saliente, tanto fue el empeño que cavaron quemándose los dedos.
Pero esto, no debe dar esa soberbia tranquilidad a quienes tienen una vez más la responsabilidad de llevar a buen puerto nuestro buque; (la economía macro debe llevarse también a quienes nos movemos en “micro”).
Sí, críticas y autocríticas se han hecho, problemas existen, pero soluciones deben haber sin demora y a la vista, para seguir creyendo.
Es peligroso que el pueblo pierda la fe y la huella.
Siempre se ha dicho que en Chile, históricamente los presidentes no han sido los culpables de los fracasos, sino quienes les han rodeado, en tres palabras, esos “talofitas faltos de alma” y los desclasados hipócritas que nunca faltan, que desgraciadamente siempre sobran y que a la hora de la verdad nadie sabe quienes son, ni dónde están. De esto, la gran mayoría de los ciudadanos tienen certeza.
Señora presidenta. Con todo respeto deseamos a usted el mayor de los éxitos en la difícil gestión que tan noblemente ha tomado en sus manos; y que la mayoría de los chilenos respaldaremos con lealtad.
Con la mejor intención nos permitimos representarle este viejo adagio: “Cuando le exijan que corte el queque, cuídese, que el cuchillo que le proporcionen…, no tenga el filo en el mango”.
Su Excelencia: Magallanes necesita cambios estructurales, necesita una reingeniería político administrativa y eso pasa por comprender que esta región debe ser política y administrativamente autónoma.
Todo por la autonomía política y económica de Magallanes.
Antonio S. Deza González, Director