Jesús sana al hijo de un noble
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43.- Dos días después salió de allí y fue a Galilea. 44.- Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. 45.- Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta. 46.- Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47.- Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a el y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. 48.-Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales de prodigios, no creeréis, 49.- El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. 50.- Jesús le dijo: Vé, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51.- Cuando ya el descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu7 hijo vive. 52.- Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. 53.- El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. 54.- Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

El paralítico de Betesda
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Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 2.- Y hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3.- En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4.- Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5.- Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6.- Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7.- Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8.- Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9.- Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. 10.- Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. 11.- Entonces les respondió: El que me sanó, el mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. 12.- Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? 13.- Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. 14.- Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. 15.- El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. 16.- Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. 17.- Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 18.- Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día del reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

La autoridad del hijo
19.- Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. 20.- Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. 21.- Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. 22.- Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23.- para que todos honren al hijo como honran al Padre, El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. 24.- De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. 25.- De cierto de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la vos del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. 26.- Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; 27.- y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. 28.- No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

El Fortín del Estrecho