Por SILVIA PEÑA P. (Desde EE.UU.)
De CARAS 2005
Recopilado y resumido.
Adegón
Muchas más de 340 millones de personas en el 2005 y hasta la fecha en el mundo están deprimidas (la causa está a la vista). El problema principal es que la gran mayoría no recibe atención ni tratamiento. Se dice que esto es en parte porque más del noventa por ciento de los pacientes tiene síntomas físicos que sólo se han relacionado con el estrés.
En estudios realizados en el 2005 y presentados en el Congreso Americano de Psiquiatría, se entregaron novedades estadísticas y soluciones para este mal que en el 2005 afectaba al 10 por ciento de los chilenos y que en el 2020 llegaría a ser la principal causa de incapacidad laboral.
ES UNA DE LAS
ENFERMEDADES
MÁS DEVASTADORAS
QUE AQUEJAN A
LA HUMANIDAD
Según la Organización Mundial de la Salud, el 2020 será la primera causa de baja laboral y la segunda más frecuente después de las cardiopatías (infartos, insuficiencia coronaria, accidente cerebro vascular). Esto trae graves consecuencias: deterioro social y ocupacional y aumento de la aparición de otros trastornos siquiátricos y médicos, además del aumento de mortalidad por suicidio.
En el Congreso Americano de Psiquiatría (APA), celebrado (2005) en Atlanta, esta patología fue uno de los temas centrales de discusión. Hubo varios grupos de trabajo y se presentaron estudios cuyas principales conclusiones señalan que la enfermedad ha aumentado a esa fecha en un 56 por ciento, en los últimos diez años, (a esa fecha). La explicación no está absolutamente clara, pero se estima que se debe a cambios en el estilo de vida.
“Las depresiones de antes eran distintas porque no existían psicofármacos. Se hablaba de melancolía, que era más prolongada y profunda. Ahora son más breves, menos intensas, pero tienden a presentarse con mayor prevalencia. Es difícil afirmarlo, pero lo más probable es que tenga que ver con el estilo de vida, el estrés crónico producto de la enorme transformación que está experimentando el ser humano”. Explicó Andrés Heerlein (2005), psiquiatra de la Universidad de Chile.
Si en 1990 se trataban 4,9 millones de personas el 2000 la cifra subió a 7,9 millones, señaló el Dr. Paul Greenberg de la Universidad de Harvard.
En el Congreso de Psiquiatría de la Federación Mundial de Salud Mental, presentó una publicación que destaca la importancia de los síntomas dolorosos en el diagnóstico correcto y temprano de la depresión. “Los deprimidos esperan (2005) casi un año antes de ver un médico, principalmente porque saben que ciertos dolores (de cabeza, espalda, hombros, gastrointestinales), son indicadores de un cuadro depresivo. La ignorancia alcanza también a los médicos, quienes dan con la clave, en promedio, en la quinta visita del paciente”, señaló Patt Franciosi, Presidente de la Federación Mundial de Salud Mental (2005).
La encuesta se realizó a 377 personas mayores de 18 años diagnosticadas con depresión, 375 médicos generales y 381 psiquiatras de Brasil, Canadá, México, Alemania y Francia en el mes de abril de 2005.
A pesar de que el 64 por ciento describió inexplicables síntomas físicos, la mayoría (el 72 por ciento) no sabía la conexión existente entre estos dolores y la depresión. Un tercio de los encuestados dijo haber “aguantado” los dolores durante cinco años antes de recibir el diagnóstico apropiado. “Las investigaciones demuestran que cuanto más tiempo transcurra una persona sin ser diagnosticada, más crónico se vuelve el mal y tendrá menos posibilidad de recuperación total. De la misma manera mientras más dolores sienta un enfermo, más profunda es la depresión”, dijo el Dr. Franciosi.
La depresión mayor se manifiesta a través de una combinación de síntomas que interfieren con la habilidad de trabajar, estudiar, dormir, comer, y disfrutar de actividades que antes eran placenteras. En este caso, pueden ser emocionales (tristeza prolongada durante el día; sentimiento de apatía y desesperanza; estrés, nerviosismo, abrumación (agobio); pérdida de interés; problemas de concentración o al tomar decisiones; sentimiento de inutilidad; inapropiados o excesivos sentimientos de culpa; irritabilidad; pensamientos de muerte o suicidas), o físicos, (molestias y dolores de cabeza, espalda y cuello; problemas digestivos, fatiga o falta de energía, problemas con el sueño –ausencia o exceso-, cambios de peso y apetito, vértigo, náuseas). “Si bien el estrés suele confundirse con la depresión, éste es un solo conjunto de ‘avisos’ que anteceden a un cuadro depresivo”, advirtió Heerlein.
También existe la DISTIMIA, que incluye síntomas de larga duración que no incapacitan seriamente, pero evitan que uno funcione normalmente o se sienta bien. (Resumiendo esta es la forma de depresión crónica que lleva a perder el interés por la vida). Y el trastorno Bipolar, que se caracteriza por ciclos de cambio de humor: severamente alto (manía) y bajos (depresión), frecuentemente con periodos de humor normal entre ciclos.
HOMBRES Y MUJERES
EXPERIMENTAN
DE DIFERENTE MANERA
ESTA ENFERMEDAD
Para empezar: por cada tres deprimidos, sólo se reporta un hombre. “Aparentemente habría causas hormonales, ritmos menstruales y periodos de riesgo como embarazo y postparto que suben la tasa. Además, ellas consultan antes y son más permeables a la ayuda psicológica y psiquiátrica. Los hombres la niegan hasta llegar a límites muy extremos. La consideran signo de debilidad, poca hombría”, agregó Andrés Herlein.
Los factores que inciden pueden ser genéticos, como lo es en el 35 por ciento de los casos. El resto se relaciona con los trastornos que se han sufrido en la vida. “Es posible que el daño por estrés severo y prolongado produzca una cicatriz que a la larga deje el sistema cerebral más vulnerable. Por ejemplo, los niños que han sufrido abuso sexual o físico muy prolongado tienen más posibilidades de tener depresión. Lo mismo, personas sometidas a maltrato” (torturados), sostiene Pedro Delgado, psiquiatra de la Universidad de Texas.
De la misma manera un estudio realizado en la Universidad de Chile, reveló que hay personalidades más propensas a desarrollar esta. “Los depresivos son introvertidos, rígidos, intolerantes a la ambigüedad; y los más resistentes al tratamiento tienen altos niveles de neuroticismo: un rasgo que revela inestabilidad emocional, irritabilidad y sensibilidad del sistema nervioso”, dijo Andrés Heerlein, quien presentó en el siguiente congreso mundial de psiquiatría.
Si bien todavía (2005) se desconocen las causas de esta enfermedad, una de las principales teorías postula que es el resultado de una deficiencia funcional en las sustancias responsables de mantener el buen estado de ánimo: la serotonina y noradrenalina. Ellas, entre muchas otras funciones, también modulan la percepción del dolor. Por ello, los laboratorios Elí Lilly y Boehrinnger Ingelheim, se unieron en la investigación de una solución que apunte a tratar esta deficiencia. El gran descubrimiento es que actuando sobre estos receptores se puede tratar la depresión de manera amplia y segura. (No consuma sin consultar a su médico).
El resto del artículo tiene importancia profesional… y los nombres de medicamentos mencionados tienen efectos secundarios.
La pandemia ha hecho estragos, sumando por miles los casos de depresión, aumentando el consumo de alcohol y drogas y no se siente una abierta preocupación por una amortiguación en el manejo de este mal.