Fue conocido por su seudónimo Doctor J. Valdés Cange, nació en Melipilla, hijo de don José maría Venegas, quién preocupado por la educación de su hijo decide trasladarse a Santiago donde le matricula en el Instituto Nacional. Alejandro sobresale como excelente alumno en el área humanista. Al terminar sus estudios ingresa en el Instituto Pedagógico de la U. de Chile, que por esos años se organiza bajo la férula de eminentes profesores alemanes entre los que destacan JohoW, Hansen, Schneider y otros.
Alejandro Vengas, muchacho moreno, de baja estura, de mirada inteligente típico representante de nuestra raza, así lo describe su condiscípulo Enrique Molina Garmendia, quien recalca que Alejandro es una de los más brillantes alumnos de su asignatura, el francés.
Alejandro, Balmacedista, es uno de los pocos que opta por esa posición entre los estudiantes del Pedagógico. Cuando la revolución triunfa y se hace muy difícil andar en la calle sin esa escarapela “identificatoria” de los vencedores viéndose en la necesidad de salir a la calle se dirigió a uno de sus compañeros a quién le solicita en préstamo “el desinfectante rojo”.
En 1893, ya recibido de profesor de francés es contratado como tal por el Liceo de Valdivia, de ahí después de dos años parte a ejercer al Liceo de Chillán, donde empieza una importante etapa de su vida, en que, junto a Enrique Molina y otros, no sólo prestigia el Liceo sino que interviene en política desde las filas de la Alianza Liberal. Por esos años dedica parte de su tiempo a traducir de distintos idiomas que dominaba, amén del griego y el latín, a diversos autores italianos como Lorenzo Stecchetti y Ana Vivante; al brasilero Gonzálvez Díaz y al gallego Edmundo del Pondal. Él, no pierde su tiempo, entusiastamente colabora en la Sociedad de Instrucción Primaria. En el año 1896 incursiona en política apoyando a Vicente Reyes, ocasión en que usa de la palabra frente a una multitud en la Plaza de Armas de Chillán.
Su primera incursión en las letras queda impresa en la recién fundada “Revista del Sur” donde bajo seudónimo publica una serie de poesías románticas fruto de una relación con una agraciada chillaneja.
Cuando su amigo Enrique garcía garmendia es nombrado rector del Liceo de Talca, decide llevar como profesor de castellano a don Alejandro Venegas, liceo que por esos años reúne un destacado cuerpo docente. (Y hoy, se habla de mejorar la educación que las políticas economisistas han destruido).
Fruto de sus estudios son dos importantes obras: En 1909 Cartas al Excelentísimo Señor Pedro Montt sobre la crisis moral de Chile…” (O sea el tema de la decadencia moral viene de hace tiempo). “Sinceridad”, firmados con el seudónimo de Dr. J. Valdés Cange. Ambas obras de crítica social aguda, que en ese tiempo despiertan interés y este último, verdadera polémica en todos los círculos de la sociedad chilena. Se le impugna y rechaza, es más se le amenaza con despojarle de su cargo de vicerrector, el que no pierde por ser defendido por el rector Molina, y porque el cargo de Ministro estaba al mando de un hombre tolerante.
Se jubiló en el año 1915, olvidado de sus triunfos se radicó en Santiago donde organizó una lechería y finalmente se asiló en Maipú donde compró y regentó un modesto almacén.
Este gran educador dejó en este mundo su ejemplo, que lamentablemente muy pocos han seguido…, veamos hoy, la crisis de la educación.