JAIME LUIS EUNUN VILLA
Poeta Huilliche-chileno

Menos que el silencio pesa el fuego, papay, tu
gruesa sombra que arde entre leños mojados;
menos que el silencio a la noche
y al sueño, la luz que se desprende
de pájaros y ríos.

“Hermano sea el fuego”, habla alumbra
tu boca la historia de praderas y montañas
caídas, la guerra entre dioses, serpientes
de plata el paso de los hombres
a relámpago y sangre.

Escuchas el galope de las generaciones,
los hombres enterrados
con cántaros y frutos,
la lágrima, el clamor de lentas caravanas
escapando a los montes y la vida.

Escucha el zarpazo del puma
al venado,
el salto de la trucha en los ríos
azules;
escucha el canto de las aves adivinas
ocultas tras helechos
y chilcos florecidos.

Respira ahora el polvo de los nguillatunes,
la machi degollando el carnero
elegido;
respiras ahora el humo ante el rehue, la hoguera
donde arden los huesos del largo sacrificio.

“Hermano sea el fuego”, dices retornando,
el sol ancho del día
reúna a los hermanos;
hermano sea el fuego, papay, la memoria
que abraza el silencio la sombra
y la luz.

El Fortín del Estrecho