PAULINA FLORES

por El Fortín del Estrecho |

Lideró el paro en su colegio privado, fue profesora en un liceo 2×1 y trabajó de mesera para financiar sus estudios. Ese año estrenó su primera novela y ya es tendencia en vitrinas nacionales. Así es la historia de la joven que no olvidó su pasado para llegar al éxito. Más bien, escribe sobre él.

 

La joven no es ninguna actriz de Hollywood, pero vive como una celebridad. En ese entonces, su libro Qué vergüenza había alcanzado fama internacional, lo que le permitió viajar a distintos encuentros literarios en Latinoamérica. Su rostro estaba en las portadas de revistas y televisión. Con todo esto, algunos podrían pensar que Paulina nació en una cuna de famosos artistas, pero no fue así.
Paulina, como sencillamente le dicen sus amigos, vive hace siete meses en España. Firmó con la editorial europea Seix Barral para escribir su primera novela, “Isla Decepción”. Se matriculó en un magíster de creación literaria y consiguió un departamento. Hace unos meses, la revista británica Granta la nombró como una de las mejores narradoras jóvenes de habla hispana.
Sin embargo, más de diez mil kilómetros la separan de su ciudad natal. Nació en Conchalí a finales de 1988. Estudió en la Academia de Humanidades de Recoleta. Trabajó y se mudó a Santiago Centro. No creció en un ambiente enriquecido de librerías ni de elegantes museos. De hecho, recién conoció el arte de las letras cuando comenzó la carrera de Literatura en la Universidad de Chile. Aun así, Paulina nació con la pluma bajo el brazo.
Nació en Conchalí, al norte de Santiago. Asistió a un colegio en Recoleta junto a su hermana menor. De una comuna a otra, las calles no variaban mucho: sobre pobladas, grisáceas y con uno que otro árbol en las veredas. Su colegio, privado y católico, ostentaba una prominente escultura religiosa en el amplio patio de cemento. El 2006, empezó la revolución pingüina. “Yo no sabía escribir cuando empecé a escribir. No fui la niña que a los 7 años escribía poesía, en mi casa no leían tantos libros, no era una familia intelectual ni nada”, comenta Paulina Flores en una entrevista a MQLTV.
Paulina pasaba el día en clases. Conocidos recuerdan que, en la tarde, trabajaba de camarera en un local gringo. Después, en una librería de un centro comercial. Entró becada a estudiar Literatura, pero se la tuvo que costear. Dejó la vida de barrio y se mudó a las ruidosas calles de Santiago Centro.
Así formó su crítica postura. “A nosotros no nos molestaba vivir en un lugar que la gente considerara feo, todo lo contrario. Al menos yo me sentía extrañamente orgullosa”, dice en Extracto de Talcahuano, cuento del libro Qué vergüenza.

La primavera
“Son demasiadas las emociones,
Me desbordan,
Un montón de noches tristes,
Y todas esas tardes observando la luna
O imaginando el mar”

Fue lo que escribió Paulina en Instagram un 29 de abril, día en que lanzó Isla Decepción. (Este trabajo fue realizado como parte del curso “Crónicas y Perfiles” impartido por la profesora Andrea Lagos).