El amor nos hace reales, nos constituye como personas, el amor en todas sus formas es lo que nos hace sentir vivos y nos conecta con lo más humano que habita en nosotros. En ese camino como en todos hay obstáculos y piedras que sortear. El amor, ¿es más fuerte?

De SALUD ALTERNATIVA Nº 105
EDICIONES X.Y.Z. LA ÚLTIMA PALABRA

Entrevista a:
Licenciada MÓNICA CRUPPI
MIEBRO DIDACTA DE LA ASOCIACIÓN
INVESTIGADORA EN TEMAS DE PAREJA Y FAMILIA

Pensar al amor como una construcción es tomar conciencia de que necesita ser cuidado y esforzado por un trabajo diario, de transformación constante pero, sobre todo, de a dos. Sus columnas principales son: la comunicación, el respeto, la sinceridad y, por supuesto, la sexualidad. No siempre está firme, muchos factores entran en juego y muchas veces hacen que todo tiemble o se derrumbe, la pregunta entonces es:

R.- Una experiencia que nos da sentido
Cada persona vive el amor de una manera distinta. Éste es una vivencia subjetiva, intima y personal, pero dentro de esta variedad encontramos una constante, una línea en común: AMAR NOS COMPROMETE COMO SERES HUMANOS.

-Licenciada Cruppi, ¿Qué implica AMAR otra persona? ¿Qué se pone en juego?
– El amor es algo muy placentero; es una energía que necesita ser expresada; es un sentimiento de apego profundo de un Ser por otro. El amor transforma nuestra sensibilidad y le da un nuevo significado. Nos subjetiviza, nos renueva y nos conecta con la parte más emocional de nosotros mismos y e otro que transforma nuestra realidad.
– Pero no es lo mismo que el enamoramiento…
– Precisamente es algo importante de aclarar. Tenemos que diferenciar el amor del enamoramiento. Este último es compulsivo, ciego y efímero y hace que idealicemos a la persona amada. Cuando nos enamoramos no “vemos” al otro, no lo percibimos en su totalidad. En tanto que el amor es un sentimiento perdurable, perseverante y que conlleva a la aceptación del otro con sus defectos y virtudes. Éste produce un grado de interdependencia emocional, una cualidad de exclusividad, cuidado y preocupación. El amor es la capacidad de ver a nuestra pareja tal y como es, anhelamos verla desarrollarse conforme a sus propios deseos y no los ajenos. Otra faceta del amor es la gratitud: cuando uno es feliz con alguien surge el agradecimiento. El amor pone coto al narcisismo, esto implica construcción e integración de parte de dos.
– Tu amor, mi enfermedad
Vivir el amor es entregarse al 100 por ciento, pero eso no significa que todo esté permitido. Es sano tener en claro hasta donde uno es capaz de soportar, qué concesiones está dispuesto a hacer, de qué “contratos” quiere formar parte. Porque si el rumbo resulta ser pasarla mal y padecer la relación, podemos estar presos en una relación enfermiza de la que es mejor salir a tiempo.

-¿La idea de amar está ligada inevitablemente a la de sufrir?
Cuando amar implica sufrir estamos en presencia de relaciones tóxicas, adictivas y peligrosas por la destrucción inevitable que conllevan. Dentro del imaginario social aparece que los grandes amores traen aparejado mucho sufrimiento. Romeo y Julieta de Shakespeare por ejemplo, constituyen desde hace siglos un modelo por excelencia; una pasión que, como tal, termina con la muerte de sus protagonistas. En todas las épocas se han escrito canciones que relacionan al amor con el sufrimiento, y también infinidad de telenovelas, series y películas que muestran a un hombre o a una mujer obsesionados con su pareja, haciendo hasta lo imposible por mantenerla a su lado. Esto sólo colabora en afectar y confundir, planteando socialmente un modelo en el que amar implica sufrir o como dice el refrán: “Como te quiero te aporreo”.

-¿El miedo a la soledad, por ejemplo, puede levar a que una persona se aferre a una relación tóxica?
-El miedo a la soledad, al desamparo y la abandono juegan un papel importante en cualquier relación tóxica. Sin ninguna duda estos son los motivos más claros y más comunes. Un ejemplo de ello son las relaciones afectivas tortuosas con dependencia emocional hacia la pareja, los padres, los hijos, amigos y hermanos. Dichas relaciones generan lazos que producen permanentes vértigos y altibajos emocionales, y que movilizan, casi de manera irracional, la sensación de inseguridad. Además, hacen sentir que uno está en peligro y amenazado por el desamparo, por la posibilidad de abandono y de soledad.

-Cuando el sufrimiento es lo que predomina, ¿Hablamos de amor patológico?
-El amor patológico no es amor. Es otra experiencia que confunde un sentimiento tan noble como el amor con otras vivencias como: obsesión, apego, posesión, celos, atracción sexual, desamor…el sentir que “contigo me muero y sin ti también”. Cuando el día a día de una pareja es sinónimo de agonía y dolor hablamos de sufrimiento y no de amor.

La punta de iceberg
-Preguntarse si los dolores actuales no son simplemente la puerta de otras cosas que están ahí agazapadas y escondidas puede ser el primer paso para desentrañar las causas de los conflictos de pareja que hacen sufrir. Tal vez, esos motivos reales estén pasando por otro lado, por ese camino paralelo que muchas veces es inconsciente.
-¿El sufrimiento puede estar hablando de otros conflictos anteriores?
-Sí, éste se refiere a personas con modelos vinculares patológicos; relaciones donde predominan el dolor, el resentimiento y la rabia, y en donde el vínculo que se establece es sadomasoquista y, por ende, destructivo. Estas relaciones suelen generarse en la más temprana infancia, en el seno familiar, más precisamente en las familias disfuncionales, por ejemplo: padres inmaduros que sobre-exigen a sus hijos, falta de contención y de límites, autoritarismo en vez de autoridad, episodios de violencia familiar, desamparo, frialdad afectiva. Esto va produciendo un déficit en la autoestima, un sentimiento de inadecuación que lleva a hacer sacrificios para ser querido o a convertirse en un insensible que repite en los demás lo mismo que recibió. En estos casos, son varios los elementos cuya combinación ayuda a conformar estas relaciones: los constitucionales, las experiencias infantiles traumáticas, los entornos familiares y sociales disfuncionales y hostiles. Por lo tanto, se puede pensar que muchas personas funcionan de este modo en sus vínculos amorosos, sufren y hacen sufrir, hiriendo a los otros.

-¿Cómo encontrar el equilibrio para formar una pareja sana y basada en el amor?
-Para encontrar el equilibrio lo ideal es que cada miembro de la pareja ame y se sienta amado, protegido, contenido y gratificado sexualmente, que pueda desarrollar sus proyectos, que se sienta seguro; que pueda ser él mismo; que se sienta confiado; que se pueda mostrar tal cual es (sin burlas ni críticas); que tenga con quien compartir los embates del mundo externo; que pueda desarrollarse; que pueda Ser. Encontrar el equilibrio implica poder pasar la crisis y salir fortalecidos, con estabilidad afectiva y constancia.

-Paren que quiero bajar
Conocerse implica saber dónde están nuestros límites y ser consecuentes con nosotros mismos. Hay un momento para decir “Hasta acá”.
-¿Cuándo decir BASTA y aceptar que es mejor terminar la pareja y sufrir un tiempo que seguir haciéndolo indefinidamente?
-Hay que decir basta mucho antes de que se convierta en una pesadilla, en algo inmanejable, antes de que el otro se transforme en una obsesión continua. La psiquis queda atrapada, tomada por los pensamientos sobre la otra persona y la relación, impidiendo el desarrollo normal de las actividades, produciendo una inhibición muy grande. La persona se encuentra angustiada, muy ansiosa, confundida y deprimida, y eso puede ir acompañado por un deterioro físico.
La persona piensa que no puede vivir sin su pareja, se fusiona con ella o con él, hasta el punto de llegar a perder su propia identidad y vive para ella o para él, en vez de vivir su propia vida. Confunde lo que está sintiendo, con un amor inmenso, una pasión maravillosa y sin fronteras. Sin dudas, esto no es amor, sino dependencia y adicción. Una relación sana implica poner límites emocionales que sirven para protegernos a nosotros mismos a la relación. Esto nos ayuda a asegurarnos de que nuestro comportamiento es apropiado e impide que seamos abusados.

-¿Podemos confundir frustración con sufrimiento en el amor?
– Sí, puede confundirse. Cualquiera que haya experimentado relaciones tormentosas o adictivas difícilmente recuerde haber tenido una relación saludable. Se repiten modelos de vinculación negativos (destructivos, abusivos y adictivos) que impiden a la persona tener una relación sana con alguien.

-¿“Quién no sufrió por amor nunca amó de verdad”. ¿Esta afirmación es real?
-Amar es amar y sufrir es sufrir. Uno puede sufrir en una relación por circunstancias de enfermedad o muerte del ser querido o por circunstancias del mundo externo. Cuando el dolor lo produce un miembro de la pareja sistemáticamente, eso no es amor, es mal trato.
-La decisión es el camino
Como en todos nuestros emprendimientos la decisión conserva ese papel fundamental, ese primer paso firme e inequívoco. Si lo decidimos, más temprano que tarde estaremos por fin llevando a cabo relaciones amorosas sanas y que no nos eclipsen, sino todo lo contrario: nos completen.
Dejar de sufrir ¿es una decisión personal?
Sí, es una decisión personal, para ello se debe tomar conciencia de la situación que se está atravesando y el daño que uno está causando. Hay que reconocer que se está sintiendo un dolor interior, el que tal vez le ha llevado a sostener este tipo de vínculos tóxicos. Posiblemente, el sufrimiento proviene de situaciones traumáticas en la infancia o en la adolescencia. Pero cueste lo que cueste y aunque duela mucho y parezca que nunca saldremos de esa tristeza, aquel que establece relaciones normales prefiere estar solo antes de estar en ese cotillón emocional doloroso.

El Fortín del Estrecho