Las reglas de familia son hoy muchísimo más flexibles que en nuestra época. Pero es bien difícil que un jefe de hogar acepte de buenas a primeras que su muchacha se vaya a la cama con su pololito, aunque sea en la casa del muchachín; y menos que el enamorado venga a la cama de su hija. Esto que parece impensable, es cada vez más común.
Pero tenga presente que por no permitir que ocupen su casa,  ellos van a dejar de tener relaciones sexuales. (Bueno ya, digámoslo más suavecito: relaciones íntimas). En estos casos, un tema que es conveniente tener en cuenta es, que cuando lo chiquillos tienen resuelta su relación se produce un estado de paz, de comodidad, que por un lado no los obliga a fondearse en otros lugares. También, la presencia de ese otro ser, pasa a ser miembro de la familia hijo de turno, y usted se convertirá en papá de turno quizá de cuantos o cuantas. Eso, es culpa de la globalización…, teniendo un culpable a nivel mundial, esta cuestión duele menos.
Todos los detalles que brotarán de esta situación son diferentes en cada caso, en cada familia, en cada pareja. Pero lo importante es que al primer aviso: FIJE LAS REGLAS DE RESPETO, USTED, ES EL JEFE  DE SU HOGAR. Pero, no le ponga bencina al fuego, no olvide que a usted también las hormonas le quitaron el sueño.

Tercilio González

El Fortín del Estrecho