Los seres humanos, muchas veces, cometemos el error de juzgar a otros injustificadamente. Uno de mis guías solía decirme: “esas personas no son capaces de autoevaluarse ni de ocuparse de sus propios problemas”.
Como marionetas, el hombre mueve sus hilos por conveniencia propia. Aquel que alguna vez fue alabado y necesitado, hoy podrá ser degradado y enterrado en un pobre e insignificante recuerdo.
Tenemos que tener mucho cuidado de las personas que hablan por demás, critican, maldicen y juzgan a otros. Esta clase de individuos se encuentra en todas partes, trabajos, estudios, vecindario…, y lo único que pretenden es atormentarnos con sus propios miedos, debilidades y fracasos.
Solo nosotros somos capaces de reconocer a las personas de buena energía y correctas intenciones. No pierdas tu tiempo con quienes se destacan en perderlo…
Es muy bueno para la armonía y la salud del cuerpo, la mente y el alma, rodearse de seres luminosos, llenos de vida, eficaces y optimistas. De eso depende nuestra calidad del día tras día y, por supuesto, de nuestra vida entera.
¿QUIÉNES NOS RODEAN?
