Porque esta reacción convulsiva natural permite expulsar la existencia de sustancias extrañas e irritantes que ingresan por las vías respiratorias. En este proceso, los pulmones inspiran 2,5 litros de aire, instante en que la epiglotis y las cuerdas vocales se cierran para retener ese aire. Todo perfectamente combinado hace que los músculos abdominales hagan subir el diafragma para aumentar la presión en los pulmones. Para concluir, baja la campanilla (úvula), produciendo el estornudo expulsando el aire a la velocidad de 150 kilómetros por hora, es ahí cuando el convulsivo movimiento de cabeza facilita el proceso.

El Fortín del Estrecho