Octubre 2001
¿Y si los raptores y pilotos hubieran sido robot de extraterrestres que preparan la invasión al planeta Tierra?; ¿Y si los autores fueran esos hombres-bombas manejados psíquicamente?, o ¿Si esas naves hubieran sido adaptadas a maniobradas a control remoto?.
Sin ponernos de acuerdo todos sabemos a donde va el tema… (Si retrocedemos en el tiempo, algunos podrán recordar lo que han leído y oído; otros, simplemente sentirán en la memoria de su piel, todo aquello de lo que ha sido capaz la CIA en materia de técnicas en manejo de voluntades de gobernantes; y conductas y formas de sumisión de sus pueblos tributarios).
…Jamás se vió un cadáver, manchas de sangre ni lágrimas, como ocurrió en Corea, Panamá, Haití, Colombia, Chile, etc…Las imágenes del hecho causantes las han exhibido más de diez mil veces, y las seguirán mostrando sin costo (en nuestra televisión) sin sumar las horas-hombre haciendo comentarios de todo tipo desde los más absurdos a los más interesados planteados por los hipócritas criollos y los del resto del mundo. Como sea, lo más lógico es pensar que el hecho fue lamentablemente triste y doloroso para los afectados.
Los chilenos muchas veces hemos escuchado: «Debieron haberlos matado a todos», «mataron a pocos», « ¿los desaparecidos?, todos esos cuentos son mentiras…»
Los chilenos sabemos o deberíamos saber (como víctimas o autores) qué es el terrorismo-«Esto es una guerra señores», «Me tienen curco con los desaparecidos»; «Qué pena que no le achuntó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez». Calumniar, flagelar, lisiar, matar, enterrar, desenterrar esos restos, moler en máquinas cecineras, esparcir como abono esos restos, moler, quemar, lanzar al mar…, mentir (todo eso a tu propio pueblo: ¿los autores eran manejados psíquicamente?). En este momento recuerdo las explosiones de esas bombas semestrales que permitían la ampliación del estado de emergencia, y con mucha pena recuerdo a esos cientos de niños que salían del país los días domingo en el primer vuelo de la mañana, con todos los papeles al día…
Esta es la visión de ese ciego afán de destruir la cuna de las ideas. Atilas no ha muerto, mi morirá; es la esencia de nuestro ser. Las religiones o sus leyes religiosas no han logrado mejorar la calidad moral del hombre en cuanto a especie, porque se han enchapado en hipocresía religiosa y zalamería con los gobiernos de turno, ¿quién no recuerda a los capellanes del dictador? Todos esos crímenes fueron en su momento justificados en el nombre de Dios. Por qué nos admiramos cuando los musulmanes hablan de la guerra santa: ¿No fueron caballeros cristianos los que empezaron..?
Es tal la inconciencia con que se habla de una tercera guerra mundial que al meditar en ello se llega fácilmente a la dolorosa conclusión de que los hombres en esencia somos delincuentes irregenerables (si tu base de ingresos fuera la fabricación de armas, ¿te convendría la paz?).
La guerra tiene su fundamento a partir de factores económicos, políticos, religiosos, sociales: todos estos fundamentos tienen también fuertes raíces psicológicas desarrolladas a partir del medio ambiente. De ahí podemos decir sin temor a error que la segunda guerra fue una revolución mundial, una lucha armada de dos ideologías que dirimieron su preeminencia en el mundo (¿a quien le importó esos dolores?).
Resuelto ese asunto, ahora trazan líneas gruesas para resolver la preeminencia económica total: globalización. «Si no estamos con ellos, somos terroristas». Y todo este tema nos lleva inevitablemente a la causa fundamental que es el retraso del sentido moral con relación al arrollador avance tecnológico que nos enceguece. Para esto, hay que definir los conceptos de técnica y cultura, sin dejar de lado el desajuste entre economía y moral, y la errada interpretación de ciencia y técnica que es donde nace la deshumanización de la cultura. Con cuanta ansiedad contemplamos a las culturas primitivas, sus técnicas, sus cerámicas, sus creencias, su fe…, todo a la medida del espíritu del hombre. Cuando nos referimos a ellos lo hacemos en términos definidos -su cultura-. De esto se desprende la definición de artesano, de Alexis Carrel: «No se puede ser artesano sin primero ser filosofo. Artesano es el ser que pone en su obra la particular iniciativa de su propio sello, se su propia inspiración espiritual; «todo», del principio hasta el final de la obra, es lo que se traduce en la alegría de crear». (Sin embargo, se termino con las clases de trabajos manuales, de la filosofía, lógica, oratoria, disciplina ciudadana, sentimientos de Patria); y hoy, muchos talofitas exclaman ¿qué es lo que está pasando con nuestro jóvenes?
Diez mil veces o más se ha visto y revisto el final de las torres esas, más cientos de horas de comentarios, han significado importantes pérdidas económicas…, pero cuando hay que promover lo nuestro, simplemente no hay fondos, o no calza con sus intereses. Los chilenos hemos vivido generaciones con el corazón a media asta por los innumerables dolores causados por ellos; los mismos que hoy sufren en carne propia los vientos que han sembrado, ellos, los mismos que han hecho y deshecho a su amaño en nuestro suelo. Sin embargo, porque somos nobles, sentimos pena y exteriorizamos nuestros sentimientos de pésame a todos los familiares de quienes murieron aquél 11 de septiembre pasado tras las caída de las torres gemelas. Dios les de paz. Si no se vence primero al EGOISMO, jamás se vencerá al TERRORISMO.
Es imposible vencer a un pueblo que lucha por su fe.
Magallánicos: aún tenemos región; lo que es nuestro no está a la venta:
Todo por la autonomía política y económica de Magallanes.

Antonio S. Deza González, Director

El Fortín del Estrecho