Es Navidad.
Los primeros indicios después de la desgracia del 5 de agosto era que el rescate iba a recaer por esta fecha.
La eficiencia y el milagro adelantaron los acontecimientos favorables en dos meses.
Los mineros celebran en sus casas o están en plena guerra sentimental de opciones entre esposa y amantes.
Quizás viajaron por Europa, vieron al Manchester United, pisaron el césped de Wembley y alternaron con el Real Madrid.
El gobierno ha velado por los intereses comerciales de los 33, para evitar el despilfarro y un mal ejemplo nacional.
Las meretrices que viajaron en septiembre y octubre a Copiapó a entretener a periodistas extranjeros y habitantes atacameños han vuelto a sus lupanares de origen en Calama y Chiloé, pues me consta que rusas, ucranianas y las ecuatorianas más morenas, se desplazaron en busca de otro negocio que curiosamente se mezcla con la palabra mina.

La veta de San José triplicó su valor gracias a las perforaciones y el Presidente Piñera cierra el año con puros rezones para bien y mal; el rescate, la Teletón y un buen crecimiento en lo primero; el terremoto, la huelga de hambre mapuche y las protestas disimuladas por las desgracias en lo segundo.

Suponemos que en el 2011 se dedicará a gobernar; a transcurrir más tiempo en el sillón de la Moneda que en las poltronas de los aviones, en las colchonetas de los campings de Dichato, Constitución y San José.

Al contrario de los futbolistas retirados que suelen terminar pobres como bien lo señala Juan Cristóbal Guarello y Luis Urrutia O´Neil en el libro “La historia secreta del fútbol chileno”, pues despilfarran sus fortunas apenas cierran sus ciclos activos, aquí se espera una situación diferente; evitar los cuentos del tío, los amigos bolseros, o la conversión del hombre subterra en Viejito Pascuero que lo obsequia todo y vuelve a ser tan miserable como antes.

Los propietarios de la mina, así debería ser, pagan con prisión recluida o remitida, más las tremendas indemnizaciones que dejan en calidad de limosna los cinco millones que entregó Leonardo Farkas y su blonda cabellera a cada uno de los atrapados. San José vale el triple o cuádruple y sus propietarios terminados los litigios la venderán al mejor postor como lo hizo Piñera con Lan y Chilevisión.

Me imagino en esta fecha navideña allá arriba reina el silencio y la tenue luz de las estrellas. Algunos desechos; huellas, basura y todo lo que acuse una presencia humana que ocupó la superficie de la mina será el único remanente de este capítulo de la historia chilena.

Ni grillos ni luciérnagas; habrán desaparecido las palanganas, los colchones, las pilas sobre las cuales colocaban las ollas para cocer alimentos o agua para lavar las pilchas.

Es cierto, en San José no penan las ánimas gracias “al milagro y a la eficiencia” como me acota casi demagógicamente Jorge Abásolo Aravena. Este escritor y periodista, que redacta guiones para el humorista Juan Carlos Palta Meléndez, curiosamente propietario de una mina en Copiapó adquirida gracias a los honorarios recibidos en el festival de Viña el Mar cuando presentó un número en el cual resucitaba a Pinochet. Ficción pura, lo de los 33 mineros una realidad con sus virtudes y lógicamente con su lado B que algún día se sabrá pese a los documentos notariales firmados por los mineros para que nunca trascienda “la trastienda” de lo ocurrido allá abajo, en el subterra atacameño..

André Jouffé

El Fortín del Estrecho