Puede que sus dos pies no sean iguales, y es por eso…, que le duelen.

De la Revista Discover. Resumen Adegón
El objetivo de esta nota es llamar la atención de los padres, para que cuando compren sus zapatos y el de sus pequeños…, tengan presente: eso de que la moda no incomoda es solamente un decir, que en el caso del calzado inapropiado, puede tener dolorosas repercusiones.
Permita que sus pequeños caminen descalzos, ojala en la tierra, para que la naturaleza haga su trabajo. Los pies están evolucionando desde el día que bajamos de los árboles. Tenga presente, pertenecemos al reino animal. Y un consejo que podría resultar útil, cuando empiece a sentir esos dolorcillos, ya de pantorrillas, rodillas muslos, de caderas, de espalda e incluso dolores de cabeza: primero pregúntele a sus pies, ellos pueden darle una respuesta respuesta.
Sabía usted que ninguna parte de nuestro cuerpo recibe un castigo más severo que los pies. Un tercio de los humanos poseemos pies con articulaciones sublaterales disparejas. A los 85 años de edad un humano común, normalmente se ha caminado 160.000 kilómetros, distancia en que los pies han soportado todo el peso del cuerpo. Y esta distancia podría ser el doble si el dueño de esos pies ha sido algo inquieto. Aunque la forma de la articulación subtalar de cada humano se define durante la gestación, sus pies evolucionan con la edad: Comienzan siendo planos, adquieren el arco, y luego con el desgaste…, vuelven ser planos nuevamente. A los 60 años cuando ya caminaste tus 160. 000 Km., la proteína elastina en los tejidos conectivos de los pies comienza a secarse, mermando así, su capacidad de absorción de impactos.
“Descubrí algo que nunca me habían enseñado, dice: “Sólo unos pocos antropólogos habían escrito acerca de la amplia gama de formas y configuraciones del pie humano, variaciones que jamás en los textos modernos se mencionaban. En particular en la forma de talus sobre el talón y debajo de la tibia difiere bastante entre los humanos. A simple vista estas anomalías no cuentan, pero sin embargo mecánicamente podrían significar mucho”, explica la Fisioterapeuta norteamericana Jan Bruckner. Las variaciones que le parecieron más importantes ocurrían en la unión subtalar, donde el talus redondeado encaja en el calcáneo nudoso o hueso del talón. Las formas irregulares de los huesos por lo general se tocan en dos o tres puntos diferentes llamados facetas, áreas planas de casi el tamaño de la uña del pulgar. Entonces la Dra. Bruckner comprendió que una coyuntura con tres facetas sería estable y rígida como una banqueta de tres patas, restringiendo el movimiento y permitiendo a una mayor cantidad de impactos difundirse por el pie hacia las articulaciones vecinas. Uniones de dos facetas, por otra parte, permitirían una mayor flexibilidad. Las tres facetas parecían un problema pero la doctora no estaba segura de cómo esa variación afectaría al humano moderno. Entonces fue cuando descubrió que nadie sabía nada al respecto. Luego de investigar y estudiar cientos de pies se encontró con la sorpresa que ni un solo par de pies es similar a otros y lo que es peor no encontró ni un solo par de pies “normales”. Mas perturbador aún, encontró que un tercio de los pies poseían articulaciones de dos facetas en el derecho y de o facetas en el izquierdo o viceversa, violando así la simetría bilateral que se encuentra en las demás partes del cuerpo humano. “Y, nadie camina exactamente igual al otro y mucho menos con un paso ideal”.
Las preguntas que se hizo esta investigadora fueron que pasaría con las rodillas, las caderas y la sección sacrolumbar de la espalda de aquellos con mecanismos disparejos de absorción de golpes y choques. ¿Cómo caminarían cuando alcanzaran la mediana edad? Sospechó fundadamente que todos los tipos de dolores y molestias podrían derivarse de esas variaciones poco conocidas e ignoradas de los huesos de los pies.

El Fortín del Estrecho