Entre los muchos personajes con quienes O’Higgins mantiene correspondencia sobre asuntos que interesan a su Patria, hallamos al Capitán inglés de la marina mercante británica Juan Smith, a quién vemos como huésped en la hacienda de Montalván. Por su experiencia en la navegación en el Estrecho, estaba en condiciones de ser el consultor de O’Higgins sobre diversas materias que éste le sometió, como a continuación veremos.
De la correspondencia entre O’Higgins y Smith podemos colegir claramente que fueron tres los proyectos concebidos por el primero, después de realizada la ocupación del Estrecho, a saber: la fundación de tres o cuatro pueblos en sus orillas, el establecimiento de remolcadores a vapor para el paso de los buques a la vela del uno al otro océano y la instalación de un arsenal marítimo. Consultado Smith sobre las posibilidades de realizarse estos tópicos, responde O’Higgins en carta fechada: El Callao, el 1 de Noviembre de 1837: Textual: “Después de una madura reflexión y atenta lectura del diario que llevé de mis dos viajes por el Estrecho, no trepido en decir que su proyecto es, no solamente practicable, sino también conveniente, siempre que su plan para la colonización del Estrecho, se efectúe. Este plan me parece tan económico como humano y, por consiguiente, admirablemente adaptado para sentir su efecto”. “Soy de la misma opinión que usted, respecto de la necesidad de fundar tres o cuatro poblaciones en las más escogidas situaciones, con una población suficiente para proveer a los vapores, de leña, agua, pescado, verduras y carne, cuyos artículos creo como usted, que pudieran producirse en los estrechos adoptando las medidas adecuadas, sin las cuales el establecimientot de dos o tres vapores para remolcar buques del porte correspondiente, sería tan costoso y enorme, que estaría de más el pensar en tal empresa”.
Smith eras de parecer que un buque remolcador de doscientas toneladas y 100caballos de fuerza, sería suficiente para el servicio de los buques que pasaban hasta entonces por el Cabo de Hornos, siendo el Estrecho de Magallanes fácilmente navegable mediante el auxilio de aquellas máquinas. Aconsejaba el marino como puerto de escala de los remolcadores, las bahías de Posesión y de San Gregorio, Puerto del Hambre, bahía Fortescue, Playa Parda y el Puerto de la Misericordia. Los remolcadores serían especialmente beneficiosos para las naves de comercio que pasaran al Pacífico, ya que por el Estrecho de Magallanes lo harían en veinte o treinta días menos que por el Cabo de Hornos, por donde solían emplearse de cuarenta a sesenta días de boca a boca del Estrecho con las consiguientes averías en los buques y en su carga. Recomienda Smith a Puerto Galán o Gallant como el más indicado para un arsenal marítimo. El inglés salpica su carta con un poco de buen humor cuando dice a O’Higgins: Textual: “Quizá Ud. se sonreirá cuando le asegure la convicción en que me hallo, de que si se establecen vapores de remolque en el Estrecho de Magallanes, muchas personas y filósofos, así como sabios viajeros, harán viajes a los estrechos para ver lo que yo he visto: un patagón de cerca de siete pies de alto y un ser humano que vive en cuereen uno de los climas más fríos del universo”.
El 3 de Mayo de 1841, B. O’Higgins escribe a Smith para que le informe ahora sobre el costo de tres remolcadores, el gasto anual de cada uno, su desgaste, pago de seguros, capital suficiente para formar una compañía explotadora y el dividendo que podría repartir. Textual: “Mi salud, le expresa, es a Dios gracias, mejor que cuando tuve el gusto de ver a Ud. aquí en Enero último y es mi ánimo regresar a Chile, mediante Dios, en Septiembre próximo, particularmente con el objeto de recomendar la colonización de los estrechos de Magallanes con arreglo al plan que he explicado a Ud., así como otras medidas calculadas a impartir las ventajas de la civilización y de la religión a los pobres y desnudos habitantes salvajes de la Tierra del Fuego y de la Patagonia Occidental, cuyo miserable y desgraciado estado es un borrón sobre la cristiandad y sobre mi país en especial”.
Desde Liverpool le contesta Smith en los siguientes términos: Textual: “He navegado dos veces por el medio del Estrecho de Magallanes y he tenido suficiente intercurso con los habitantes de la Tierra del Fuego para justificarme al decir, que el fundador de la Independencia de Chile, no podría sensiblemente ocuparse en materias más dignas de su alto carácter, que en la colonización de estos estrechos y en las demás medidas calculadas a conferir las bendiciones de la civilización y religión sobre el pobre desnudo salvaje de la Tierra del Fuego y del oeste de la Patagonia, cuya miserable y destituída condición es una desgracia al mundo cristiano y particularmente a Chile, cuya legislatura por haber incluído ese país (la región austral hasta el Cabo de Hornos) dentro de los límites de la República, ha conferido de este modo sobre ellos el título de ciudadanos chilenos”.
Sobre las mejores medidas para lograr el éxito en la colonización del Estrecho de Magallanes, se excusa Smith de darlas porque considera a O’Higgins en aptitud superior para discernir sobre la materia.
Después de presentar a O’Higgins el presupuesto de costo de tres remolcadores a vapor y de su gasto anual, estima que un diez por ciento sobre el capital es un buen dividendo anual para los accionistas. Sobre el precio por remolcar un buque en el Estrecho, considera que los comerciantes de Valparaíso pueden establecerlo mejor que él. En cuanto al capital para la formación de la compañía explotadora de los remolques y adquisición de éstos debe buscarse exclusivamente en Chile porque no cree factible que en ello se interesen los ingleses ni otros pueblos de América. Chile estaba más interesado que otro país en impedir que se desviara el comercio que se hacía por el Cabo de Hornos para seguir la antigua ruta del istmo de Panamá.
Contestando la carta de Smith, le manifiesta O’Higgins, que una severa enfermedad que puso en peligro su vida, le ha impedido aprovechar de sus informes; Textual: “ y no desespero aún, dice, por la bondad del Todopoderoso, vivir bastante tiempo y gozar de suficiente salud, para ingresar a Chile y presenciar allí el cumplimiento de varias, sino todas, aquellas medidas para su engrandecimiento y felicidad que incesantemente han ocupado todos mis pensamientos desde la victoria de Chacabuco hace ya veinticinco años”
INSINUACIONES A BULNES E IRARRÁZAVAL
El 7 de Julio de 1842, O’Higgins se dirige al Presidente Bulnes: Textual: “Toca a usted mi querido General, tan tiernamente el interesante asunto de la colonización que me encanta y me hace pensar que está Ud., como lo creo, inspirado por el genio del bien para engrandecer a Chile y llevar el noble título de Pater Patrie. Veo que mis trabajos no serán vanos y por encima de todas mis dolencias que van calmando, voy a hacer todos mis esfuerzos para que en mi carta siguiente, que será en la primera salida de buque seguro para Valparaíso, le vaya cuanto haya adelantado sobre colonización y navegación por vapores de remolque en el estrecho de Magallanes”.
El Presidente Bulnes, después de tratar sobre diversos asuntos en la contestación a O’Higgins, le dice: Textual: “Por último, sobre el negocio de la colonización del Estrecho de Magallanes, creo haber anunciado a Ud., que la decisión de este gobierno se halla pendiente de los informes circunstanciados que deberá darnos el intendente de Chiloé, provisto de antemano de instrucciones suficientes para el caso; pero lo avanzado de la estación debe retardar por algún tiempo la ejecución de este encargo, y de todos modos, los informes que Ud., posee llegarán oportunamente y serán atendidos y respetados”.
Alfonso Aguirre Humeres, Historiador