Universo (1) Tiene el significado original de los entero, del todo. Y descompuesto en uni+versus tiene el sentido de lo que tiene un único lado o sentido, o sea, que no hay nada escondido i detrás de ese lado. El principal uso de esta palabra se refiere al cuerpo completo de las cosas y fenómenos observados o postulados. En la religión cristiana se refiere al todo sistemático creado y persiste por la directa intervención del poder divino. También se considera como universo al todo de la experiencia humana.
En el sentido histórico occidental los griegos se preocuparon de estos temas, quedando oscurecidos durante toda la Edad Media, incluso las universidades (2) del siglo XII al XVI nacen y sólo se ocupan de temas religiosos, como la teología y derecho canónico y excepcionalmente medicina. Es a partir del siglo XVI, debido a los movimientos de la Reforma y del Humanismo renacentista, que se inicia un giro hacia estudios más amplios como los de las culturas antiguas.
Ya en el siglo XVIII y más fuerte en el siglo XIX, las universidades experimentan una verdadera revolución con la introducción del estudio de las ciencias y la filosofía, pasando a ocuparse del estudio del universo en el sentido enunciado al comienzo.
Sin embargo la busqueda que hace al hombre por comprender y explicarse un todo que intuye que existe, no es exclusivo de Occidente.
A modo de ejemplo, (3) “Hace cuatro o cinco mil años un poeta védico cantaba:
“mi padre es el cielo.
El me ha engendrado.
Mi familia es la vecindad celeste que me rodea.
Mi madre es la gran tierra.
Su matriz está en lo más alto de su superficie
y allá el padre fecunda las entrañas de quién es, a la vez, su esposa, y su hija”.
Ellos contienen la visión o intuición de un origen doble de la humanidad. Que la clase divina del hombre es anterior, superior a la tierra, que el origen de su alma es celestial. Mas su cuerpo es el producto de elementos terrestres fecundados por la esencia cósmica”.
Estas visiones aún permanecen y han tenido un repunte en Occidente, viéndolas incluso en Chile, hoy en día, expresándose como sanaciones que se logran a través del movimiento de “fuerzas” cósmicas.
Una visión global de la antigüedad la hemos recogido de (3): “La revelación es tan antigua como la conciencia de la Humanidad, y su origen se pierde en la noche de los tiempos”.
Basta con leer detenidamente los libros sagrados de Irán, la India y Egipto, para constatar que las ideas matrices de la doctrina esotérica constituyen su trasfondo oculto y latente. En ellas está el alma invisible, el principio generador de esas religiones. Cada gran iniciado experimentó, en algún momento de su vida, la luz esencial, y se fue entendiendo según su genio y su misión, según la época y el lugar. Con Rama hemos conocido la iniciación aria; con Krishna, la Brahmánica; con los sacerdotes de Tebas, la de Isis y Osiris.
¿Podríamos negar entonces que el principio inmaterial del Dios supremo, dogma esencial del monoteísmo y de la unidad de la naturaleza, haya sido conocido por los brahmanes y los sacerdotes de Amon-Ra? Al contrario de lo que sucede con nuestros teólogos, es indudable que para ellos el mundo no nacía de un acto instantáneo o de un capricho de la divinidad. Sabiamente, gradualmente, por las vías de la emanación y la evolución, extraían lo visible de lo invisible, extraían el universo de las profundidades insondables de Dios. La dualidad macho-hembra surgía de la unidad primitiva; la trinidad viviente del hombre y del universo, de la dualidad creadora, y así sucesivamente.
Los números sagrados constituían el Verbo eterno, el ritmo e instrumento de la divinidad.
Contemplados con mayor o menor grado de lucidez e intensidad, evocaban en el espíritu del iniciado la estructura interna del mundo a través de la suya propia”.
Retomando el sentido del universo expresado al comienzo, referente al todo y al uni+versus, como que no hay mirada escondida, y a la luz de las visiones mostradas, se nos hace patente la gran aventura del hombre: Ver en el mundo de lo conocido y escudriñar en el mundo por conocer.
Especial mención corresponde a Zoroastro (3): “La religión y la civilización brahmánicas constituyen la etapa primaria de la humanidad post atlante, y se resumen en una frase: La conquista del mundo divino por la sabiduría primitiva”.
Los diversos estadios de evolución de la raza blanca están representados en las civilizaciones de Persia, Caldea, Egipto, Grecia y Roma, el Judeo-cristianismo y el mundo Celtogermánico al que pertenecemos y que aun se encuentra en desarrollo. En todos estos pueblos, civilizaciones y razas se infiltra el elemento ario predominante, y en todos se cohesionan en un vínculo magnético, en una idea instintiva que los anima y los guía. Esta idea es la de conquistar la Tierra por la adaptación de lo Divino revelado en la vida. Es imposible esta adaptación sin el perfeccionamiento progresivo del instrumento por el que se llega a descubrir la divina morada, o sea, la comunión espontánea con las potestades cósmicas que llamamos Dioses y la visión de los mundos astral y espiritual, que conforman el mundo interno del hombre y el universo.
En la India, estas facultades de creación y revelación habían disminuido en la época en que la filosofía especulativa reemplazó a la intuición primordial, y se obscurecerían y difuminarían en mayor escala entre las razas arias y semitas de Asia Central y de Europa, a medida que se desarrollaban en las facultades implícitas de la raza aria, imprescindibles para el dominio del mundo exterior, rigurosa observación, criterio y análisis, de donde emanan los sentimientos de libertad e independencia individuales.
Sin embargo, las facultades reascendentes del alma no terminan en la humanidad. Sobreviven en una selección que las desarrolla y organiza secretamente, bajo el velo del misterio, a cubierto de las profanaciones y la corrupción del exterior.
De aquí emerge la razón de las iniciaciones.
Consideramos que hemos presentado así la aproximación antigua al universo; la que se desarrolla principalmente en torno a los conceptos de tipo religioso, sean o no esotéricos o iniciáticos. Hemos presentado una mirada del mundo antiguo al Universo, en el sentido de que una mirada no es más que eso…, una.
La idea fue presentar los elementos característicos de las explicaciones culturales con que se encontraban los antiguos y con las cuales convivían los hombres de esa época. También esbozamos que un cambio importante en la mirada se perfila a partir del siglo XVIII, cuando el desarrollo de la ciencia y de la filosofía, comienzan a gestar nuevas explicaciones acerca del Universo. Comienzan los cambios en la forma de argumentar, en como buscar puntos de partida y en la metodología para validarlos como tales. Metodología que se comienza a aplicar también a todos los conocimientos del mundo antiguo, lo que tiene como corolario el relegarlos a meras creencias.
Como todo nacer o inicio de cambio, no se puede soslayar el tema del poder. En esa fecha en Europa, principalmente, existe toda una estructura político religiosa que se ve amenazada por el cambio de mirada.
Más que saber acerca del hombre, los representantes de la cultura antigua desarrollan todo un sistema cultural de preservación de los antiguos conocimientos, mezclado con una mantención del poder, con miras a posicionar la cultura imperante sobre la cultura emergente.
En doctos documentos tratan de definir a la ciencia y a la filosofía encasillándolos en roles y alcances subordinados a los de la religión.
A modo de ejemplo, aún hoy, (4) después de precisiones amplias acerca de la filosofía, toman un giro y dicen:
“Con respecto al método de filosofía, diremos únicamente que lleva a cabo una clarificación del mundo, que incluye también al hombre mediante la razón humana, pudiendo ser considerada mundana. A ello se contrapone la sabiduría divina o teología que, apoyada en la revelación divina, estudia a Dios y su acción en el mundo”.
Muchos de los pensadores emergentes son enjuiciados y torturados y no pocos terminan en la hoguera.
Estas dificultades no sólo se presentaron en los orígenes del cambio de mirada, sino que se mantienen hasta hoy en día.
Desde el siglo XVIII hasta nuestros días, las ciencias físicas y la matemática se desarrollan ampliamente, salvo, cuando interfieren en la comprensión o explicación de los llamados milagros.
En particular la astronomía nos ha llevado a una comprensión del cosmos poniendo en clara evidencia su extensión y complejidad, el movimiento de los astros, las radiaciones cósmicas, etc.
Se enuncian y comprueban leyes de comportamiento cinemática y dinámico y la teoría de la relatividad.
La energía, las ondas electromagnéticas, los conceptos de espacio y tiempo, son analizados y esclarecidos.
La microfísica penetra el mundo de lo pequeño y no sólo el átomo físico, sino que innumerables partículas y radiaciones son puestas en evidencia. Conceptos nuevos como el quantum de energía de Max Planck explican observaciones que en una etapa previa parecían incomprensibles o contradictorias. Un párrafo notable por su alcance interpretativo es el siguiente (5):
“He aquí, por ejemplo, la teoría de la relatividad partiendo de experiencias muy delicadas y exactas cuyos resultados no podían ser previstos por las teorías antiguas, erige una nueva concepción del espacio y del tiempo y de sus relaciones reciprocas, concepción absolutamente opuesta a todos los datos de nuestra intuición común, revelándonos de esta suerte que nuestro espíritu puede encontrar en sí mismo los elementos necesarios para organizar lógicamente una interpretación de las nociones de espacio y de tiempo del todo distinta de la que nos sugiere la experiencia de la vida cotidiana”.
“Por sus éxitos la teoría de la relatividad nos muestra, por lo tanto, cuan extenso es el paralelismo existente entre las reglas de nuestra razón y el orden que se oculta detrás de los sutiles fenómenos que estudia la física de hoy; ella nos muestra que ese paralelismo excede infinitamente todo lo que podía sugerirnos la experiencia cotidiana de las generaciones anteriores.”
Al vincular los hechos de la escala atómica se puede repetir (5):
“Aquí también, por consiguiente, hemos encontrado en nuestro espíritu todos los recursos necesarios para representar el orden que reina en la escala atómica, aun cuando ese orden sea prodigiosamente distinto de aquel que nuestra imaginación podía concebir partiendo de la percepción común.
“Y este hecho se nos manifiesta harto independiente del pasado lejano de la humanidad”.
Estos ejemplos, de busqueda de la verdad por la ciencia pura son una clara muestra del valor moral de esta actividad. Un ejemplo de la nueva manera de pensar la encontramos en Louis de Broglie, Premio Nobel de Física, año 1929, pensamiento que busca la verdad y la armonía en el conocimiento al referirse al filósofo Henri Bergson (5):
“No ha mucho, hojeando de nuevo esas páginas célebres y reflexionando en los progresos realizados por la ciencia desde el tiempo ya lejano en que las leíamos por primera vez, que damos admirados por la analogía de algunas nuevas concepciones de la física contemporánea con algunas de las fulgurantes intuiciones del filósofo de la duración. Y estábamos tanto más admirados de ello cuanto la mayor parte de esas intuiciones se encuentran ya expresadas en el “Essai sur les donées immédiates de la conscience”, la primera de las obras de Heri Bergson, que es también quizá, la más notable, por lo menos, por lo menos desde nuestro punto de vista; este ensayo que fue la tesis de doctorado de su autor, data en efecto de 1889, y por consiguiente es anterior en cerca de cuarenta años a las ideas de Bohr y Heisenberg sobre la interpretación física de la mecánica ondulatoria.
“Sin duda alguna, las cosas serían llevadas demasiado lejos, si se afirmara que se encuentran Bergson, enunciados de modo expreso, ciertos principios de la física de los quanta; no pueden identificarse los enunciados precisos de las teorías quánticas con las intuiciones profundas, pero a menudo vagas y fugitivas, del célebre pensador.
“Con todo, existen analogías, y son éstas las que intentaremos extraer con la mayor claridad posible, sin, no obstante, abandonarnos a seguir los textos del filósofo en el sentido que nos interese, pues ahí radica evidentemente el principal peligro en una investigación de esta clase”.
Sin embargo más allá de los logros de la física se encuentran los logros de la biología, que es la ciencia de la vida y por ende con mayores interacciones con las concepciones antiguas.
Es impactante hoy en día percibir cómo hasta el siglo XIX persistieron creencias que “explicaban” el origen del hombre, de los animales y de la Tierra. En cambio hoy en día el panorama es muy distinto, como se puede apreciar en (6):
“Lo que se trasmite de generación en generación son las “instrucciones” que especifican las estructuras moleculares.
Son los planos de la arquitectura del futuro organismo. Son también los medios de poner en ejecución esos planos y de coordinar las actividades del sistema.
Cada huevo contiene entonces, en los cromosomas recibidos de sus padres, todo su propio futuro, las etapas de su desarrollo, la forma y las propiedades del ser que surgirá.
El organismo es entonces la realización de un programa prescrito por la herencia. La intención de una Psique fue sustituida por la traducción de un mensaje.
El ser viviente es, efectivamente, la ejecución de un diseño, pero que ninguna inteligencia concibió. Tiende hacia un propósito, pero éste no fue elegido por ninguna voluntad. El propósito es preparar un programa idéntico para la próxima generación. Es reproducirse.
El desarrollo de la biología (6) es investigar cómo lo observado se hace accesible al análisis permitiendo que las nuevas áreas se constituyan en ciencias.
“Se trata de precisar la naturaleza de lo observado, la actitud de los observadores, cómo ellos observan o los obstáculos culturales frente a ellos”.
“Es interesante notar que hacia fines del siglo XVIII aparecen la palabra y el concepto de reproducción, con el sentido de formación de cuerpos vivientes. Antes de esa fecha los seres no se reproducen, son engendrados”.
“Al respecto es importante subrayar que en el antiguo concepto esta generación es el resultado de una creación, la que en una u otra de sus etapas exige la intervención directa de fuerzas divinas”.
“Hasta esa fecha la formación de un ser permaneció conceptuada como sometida directamente a la voluntad del creador.”
A continuación me gustaría agregar un hito importante en ele paso hacia la mirada actual.
Es el desarrollo y el alcance de la antropología, como ciencia del hombre y sus obras.
Como ocurre en todas las ciencias, la antropología ha acumulado una gran cantidad de información e interpretación de ella.
Contienen conclusiones sustanciales sobre la naturaleza, los procesos y el funcionamiento de los grupos humanos y sus modos de existencia a través del tiempo y de los lugares geográficos.
Estos materiales ponen de manifiesto la gran diversidad de las observaciones, han generado enormes controversias, pero como en toda ciencia, este es el tamiz de la busqueda de la verdad o al menos de su aproximación.
Estas controversias científicas sólo vigorizan y purifican el método.
A modo de muestra, M. Herskovits (7), cita y comenta el trabajo de, de L. Morgan 1877, “Ancient Society”:
“La gran antigüedad de la humanidad sobre la Tierra ha sido establecida de manera concluyente”, se lee en la frase que da comienzo al prefacio de Morgan:
“La humanidad, como se sabe ahora, ha existido en Europa en el periodo glacial”, continúa. “e incluso más allá probablemente, en una época geológica anterior”.
Enuncia luego lo que puede considerarse como esencia de su hipótesis.
“Este conocimiento cambia materialmente los puntos de vista que habían prevalecido respecto a las relaciones de los salvajes con los bárbaros y de los bárbaros con los hombres civilizados.
Ahora puede afirmarse, con prueba convincente, que el salvajismo precede a la barbarie en todas las tribus de la humanidad, como se sabe que la barbarie ha precedido a la civilización.
La historia del género humano es una en su origen, en su experiencia, en su progreso”.
En cuanto al futuro de la mirada actual estimamos que grandes cambios se avecinan.
La globalización de las comunicaciones permite conocer en tiempo real lo que pasa y cómo piensan en el mundo entero, desnudando las interpretaciones interesadas sobre los diferentes grupos.
Los intercambios industriales, con el problema de la energía y la movilidad social, exigirán nuevos estudios, con una dinámica cada vez mayor.
El sistema financiero internacional, con sus influencias poderosas, exigirá a la economía nuevos sistemas.
Pensamos que la ciencia tiene las herramientas adecuadas para un mundo dinámico, pero es la reflexión ética la que generará el modo de coexistencia del hombre.
Bibliografía
(1).- Webster’s Seventh New Collegiate Dictionary.
(2).-Enciclopedia Barsa.
(3).- Edouard Schuré, Los grandes iniciados. Ed. Cerro Manquehue 2da. Ed. 1990
(4).- Walter Brugger, Diccionario de Filosofía Bibl. Herder 1983.
(5).- Louis de Broglie, Física y microfísica. Nueva ciencia- Nueva técnica. Espasa Calpe Arg. S.A. 1951
(6).- Francois Jacob, Lógica de lo viviente. Ed. Universitaria 1973. 7. M. Herskovits, El hombre y sus obras.
La ciencia de la antropología cultural. Fondo de Cultura Económica, México 1952.
(7).- M. Herskovits. El hombre y sus obras. La ciencia de la antropología cultural. Fondo de cultura Económica, México 1952.
ALEJANDRO FONT T. Cientísta Político. Doctor en Historia