La autocolonización nos ha llevado a adquirir un sin número de malas costumbres que nos han ido convirtiendo en una sociedad hipócrita y desnaturalizada, esto, como consecuencia de la irresponsable estimulación de la cultura de la incultura que algunos se atreven a llamar libertad, destape, libertad de pensamiento…etc. Es increíble pero siempre, alguien encuentra el adjetivo para justificar los derechos humanos y convertirlos en vicios que ya a casi nadie pareciera importarle. -“Este mundo está loco”, “este mundo no tiene remedio” “la vida nunca será como era antes”, dicen… Y no nos movemos del escritorio.
Son muchas las malas costumbres que nos ha traído disfrazadas de progreso esta era digital. Entre ellas, el aislamiento,(estamos aisladamente comunicados), y la perdida del respeto a los símbolos patrios. La más afectada, nuestra bandera nacional, para que decir nuestra bandera regional; la han convertido en un fetiche, en un logotipo de liquidación. Es cuestión de recorrer la ciudad para verlas, ambas, abandonadas y atadas a mástiles chuecos despintados y oxidados, mal izadas, sucias y desteñidas.
Que la ignorancia cometa este error se podría aceptar a regañadientes. Pero ver la tricolor descuidada frente a un cuartel, oficina estatal, o una escuela, es inaudito, es incomprensible, aberrante: Su blanco es gris, su rojo es rosado, su azul morado, su estrella triste…, y para remate, hecha en china. A veces, hasta es izada por quién no merece ese honor ya que no demuestra la más mínima actitud de respeto con su patrona… (Ya que ella, es la que le alimenta, mes a mes).
Se ha llegado al extremo de hermanarlas en causas comerciales para intentar demostrar que venden más barato, o para intentar hacer creer que son chilenos y también magallánicos.
Aunque usted no lo crea, los jóvenes captan en conciencia esas actitudes, y se desencantan…, consecuencia que les lleva a aventurarse por las sendas de la libertad negativa, adoptando conductas que le permiten “descadenar” el yo, en ese sitio donde simplemente son admitidos, donde no se acepta el concepto común establecido de libertad, esa libertad (que nada tiene de tal), esa libertad de la que muchos jóvenes frecuentemente intentan escapar para liberarse y así eliminar de su espíritu esa carga. Luego, los adultos responsables se admiran y se tapan la boca cuando esos niños expresan, “no estar ni ahí”; pero los jóvenes llenan su desorientación vistiéndose con los colores de la “macoña”, portando la bandera yanky, “okay” o esos símbolos extraños, que comercialmente están a libre disposición; símbolos que les seducen llevándoles por peligrosas corrientes externas que los sistemas consumistas estimulan en las naciones débiles para colonizar sus conciencias. Y entonces, como lamentablemente muchas familias que por lo general tienen cero formaciones cívicas, se rinden desertando de su obligación formadora. Y lo que es incomprensible, esas mismas familias exigen como un Derecho, que el Estado se haga cargo de sus orgasmos amargos.
A diario, (si tienes conciencia) podéis contemplar esa juventud. Lamentablemente, son muchos más de los que una sociedad normal puede soportar. Y el sistema con toda su mediocridad e impotencia, iza sus blancas banderas hipócritas y también se rinde en “verborreicas” declaraciones, ofreciendo leyes, (modernas cárceles concesionadas), prometiendo soluciones…, y limitándose a la distribución de trípticos “pajeros” (placebos), que pocos o nadie lee; que terminan adornando de subdesarrollo las veredas…
(No lo diga buen lector; estamos concientes que la expresión es dura, pero más dura es la realidad).
A simple vista el detalle pareciera no ser mayor; pero, tantos problemas politiqueros y tanta ponzoña de pasillo puede llegar a autorizarles a pensar que este asunto de la bandera no tiene importancia, que solamente el asunto es un tema dieciochero, de “caldúas” de perro, chicha baya con chancaca, vino tinto con borra, muertos de borrachos y cuecas absurdas y; todo eso, para promover esa mierda, usan la bandera, a la que se le jura… por Dios.
Son estos “pequeños” detalles los que demuestran que día a día vamos perdiendo identidad al dejar marchitar nuestras raíces, esas mismas raíces que nos sujetan a ese pasado tan heroico, que nos han contado desde niños, así como dorando píldoras, para justificar… qué se yo…, como hacen otros tantos…, sin el más mínimo respeto, viven comercialización de la imagen de Dios.
No hay que confundir la cobardía con el deseo de cultivar la paz. No nos pueden temblar los pantalones al pensar en el que dirán ellos…, cuando hacemos una película que narra nuestra historia… ¿Fuimos o no vencedores? La historia la escriben los que vencen, (vea los gringos). Para eso, hay que tener cojones, estar unidos, y tener en el alma un profundo respeto por la Patria y sus símbolos. Tener líderes honestos…,“los chantas sin vergüenzas”, simplemente no sirven.
Cuando la experiencia vivida cubre de blanco las sienes, es muy desagradable llegar a conclusión y descubrir que durante toda la vida te han tenido en el “columpio” del chauvinismo.
“Juro por Dios y ésta Bandera… Servir fielmente a mi Patria…
¿Cómo pueden mentir tanto intentando engañar a Dios y de paso estafar a la Patria?
Quienes a diario de verdad, rinden honores a la patria, son los que a media tripa sudan por el pan, para enriquecer a los hipócritas, esos hipócritas que cada cierto tiempo andan tocando las puertas humildes implorando por el voto. Rinden honores a la patria, esos muchachos del pueblo que ven un futuro en el servicio militar, porque en Chile, los “príncipes” no van a la guerra. Estos “príncipes”, se preparan para ordeñar la Patria y beberse sin asco, hasta la ración del ternero.
“Juro por Dios y ésta Bandera… Servir fielmente a mi Patria… Ser honesto, valiente y amante de mi Patria, hasta rendir la vida si fuere necesario… “El hambre mata, hace ver, como muere por un pan (rostro de Dios), la dignidad de las entrañas y la pureza celeste de la infancia”. El hambre mata, la desesperanza enceguece… y nace la violencia…
Es cierto que soñar con la autonomía de Magallanes es una utopía. Pero este sueño no debe desecharse, se debe intentar despertar en conciencia para hacerlo realidad. Hoy, cuando se escucha de todo, que los derechos y garantías están siendo eliminados o acomodados a las casillas de los grandes intereses, es cuando más vigencia tiene ésta utopía…, que clama por la unidad de los habitantes de Magallanes, clama por una unidad en conciencia, sin mezquindades, para forjar un futuro con digno para los que vienen.
Primero: Debemos exigir respeto a nuestros símbolos regionales.
Segundo: No debemos dejarnos arrastrar por esas peligrosas campañas colonizantes.
Tercero: Adquiramos productos regionales, y nacionales, para fomentar la producción.
Cuarto: Debemos educar a nuestros hijos para que cultiven su conciencia regionalista…, y etc. Después de todos los etcéteras: Primero Magallanes.
No basta con chuparle la pata al indio.
TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES
Antonio S. Deza González, Director