De familia acomodada, se dedica a los estudios orientales (que le llevarían a interesarse por las ciencias ocultas y el esoterismo) y a los estudios musicales (que suscitarán en él el gusto por la asociación “palabra/música”).
Sus primeros textos 1932 Llegada tardía a la vida; siguen la estela de la obra de Rimbaud, al preocuparse por no excluir nada del dominio de la experiencia poética y la búsqueda sistemática de una lógica que se situaría fuera del campo de la realidad. De ahí que las distintas etapas de su evolución pasen de la exploración del no-ser, (1936, La pena y la estrella) a la contestación revolucionaria de la realidad más material de la vida: 1955, Strountes; búsque a las que nunca aparecen aisladas de su sustrato formal, hasta el punto del que algunos poemas se presentan ante todo como “música pura”: así ocurre en las últimas piezas del: 1965, Diván del príncipe de Emigion.

El Fortín del Estrecho