Cuando el asunto es visto y analizado con la franca mirada ciudadana, la solución lógica pasa por la ética, la verdad, la moral, la honradez y la conciencia cívica; todo, sin la interesada irracionalidad de la manipulada conveniencia política que lo que toca lo intoxica con sus ingredientes descompuestos, como el asunto del SENAME, y los asuntos en la boga legislativa que abordan esos derechos que hoy están en tabla, (antes hipócritamente ocultos), y que los contarios a estos afirman livianamente argumentando estar por la vida…, por la familia por el contrato de un hombre y una mujer etc., y tienden majaderamente en el intento de hacer olvidar que fueron cómplices e ideólogos en el asesinato de más de 3000 chilenos y otros miles de torturados por pensar distinto.(negando todos los legales recursos y Derechos Humanos). En el caso del homicidio del senador Guzmán, exigen justicia y un castigo ejemplar (sin duda y con razón), pero esos mismos, hoy exigen la libertad de los culpables y cómplices de los asesinatos cometidos en la dictadura auspiciada por ellos. (-Eso es historia, dicen, -No hay que mirar hacia atrás…) Exigen derechos, piedad y perdón, para los suyos e involucran invocando a esa religión de la algunos de esos “representantes” de Dios han tomado partido entrometiéndose en asuntos que le corresponde determinar al Estado de Chile, (la laicidad tiene límites y derechos establecidos). Verdad es, los humanos necesitamos un dios o dioses para justificar nuestros hechos, y soportar la humana insignificancia frente al poder de la naturaleza; eso está comprobado; pero: “Los humanos somos incapaces de tener el valor de enfrentar al verdadero Dios que está en nuestra propia conciencia”, según decía el profesor y escritor canadiense John Hugh MacLennan. Quien se detiene a pensar y analizar que los ideólogos, cómplices y autores de los homicidios en cuestión “comulgaban y oraban al dios de la conciencia de ellos…”
Que importancia pueden tener estos temas frente a la verdadera realidad de este sistema que nos rige, cuando está a la vista que toda su acción está uncida al doble yugo y atados con cadenas soldadas por testas di ferro, a la fría y ciega macroeconomía criolla, al “fino” manejo político, a la bendición de algunos “representantes del Altísimo” y a esos lastres de intereses foráneos.
Sin embargo, todos los discursos que entran por nuestros oídos vienen verbalizados hipócritamente adjetivados en los bienes nobles como la libertad (que no existe), en la igualdad (que es mezquina) y los derechos humanos…, (a veces). Todo, para ocultar las verdaderas intenciones que se orquestan tras las bambalinas. Esto, no es de hoy, ya viene descompuesto en el envase histórico; hoy se están destapando los peroles…, y eso es “bueno, bueno”, como dicen las “Boloco”. Las verdades hacen bien, aunque duelan.
Está a la vista que el tradicional discurso político puede ser histriónicamente violento, calumniante y “chamullentamente” florido, (mentiroso), con la intención de producir la necesaria ceguera en la gran masa. Discursos que intentan vestirse de sinceridad están siempre lejos del pensamiento real que se expresa en “dos lenguas”: 1º.- el interés personal, 2º.- el interés del partido, 3º.- el interés de los “clientes” y auspiciantes… En este ranking, el interés común se ubica en último lugar. Realidad que no puede ocultarse, así ha sido históricamente. Muchos problemas se archivan dejándoles como recursos “discurciables” para una eventual próxima candidatura: “-En mi gobierno logramos reducir la delincuencia…, en un tanto por ciento”.
Una pregunta simple: ¿Por qué se tiene que llegar a un acuerdo “político” para solucionar la tragedia del SENAME? ¿Qué hay entremedio? ¿Cuánto dinero se mueve en ese asunto? ¿Cuáles son las rutas que siguen esos recursos? Así se ven los problemas desde el ángulo de la sabiduría ciudadana, la luz del cristal es nítida cuando el asunto huele a vicio y trampa. Cada vez que en los medios aparece el “problema mapuche” mi mente retrocede más de setenta años y trae a mi memoria la estrofa el Himno Patrio que me enseñaron en la escuela pública: “…Con su sangre el altivo araucano nos legó por herencia el valor; y no tiembla la espada en la mano, defendiendo de Chile el honor…”. Recuerdo hoy con nostalgia, que con verdadero infantil orgullo todos a voz en cuello recitábamos estas estrofas; con la goma amarra al lápiz, y un solo cuaderno bastaba para todo. (Como un recuerdo a nuestro maestro el Sr. Flores, gracias maestro, por enseñarnos a sentir la Patria… como nuestra.)
Y hoy…, hay quienes después de estafarlos, pretenden intentar hacer creer que el pueblo mapuche no tiene la razón. Sin embargo, siguen haciendo “negocios” con el que ayer fue invasor…, negocios en los que tantas veces hemos sido afectados. (¡Su llamada es importante para nosotros…! Marque uno, marque dos, espere en línea).
Ni siquiera hemos sido capaces de conservar la original letra de nuestro Himno Patrio…, que han adaptado y acomodado a las circunstancias politiqueras… Tanto es esto en su gravedad, que ya no se escucha con respeto el sentimiento de Patria, si no es comiendo, tomando, faranduleando y con chauvinismos baratos y mezquinos. ¡VIVA CHILE MIERDA!

TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES

El Fortín del Estrecho