“El Fortin del Estrecho” entrevistó al guardia encargado de los lingotes de oro que transportaba y que estaban avaluados en 18 millones de dólares

Rolando Norambuena Pavez tiene 60 años y en sus cabalgatas como suboficial mayor de Carabineros por las apacibles lomas de Linares en los años setenta,  jamás imaginó que algún día iba a salvar su vida gracias a la acción de un helicóptero de salvataje.

Todo comenzó cuando se enroló como encargado de seguridad en la empresa Securus Logistics hace seis años. Estaba jubilado y la inacción lo tenía aburrido. Residente en Magallanes desde hace dos décadas, estuvo feliz con esta oportunidad laboral.

Una de sus misiones fue  velar por el contenido aurífero avaluado en 18 millones (o 22 según  otros cálculos)  de dólares que transportaba el Polar Mist, barco esquero que naufragó el 18 de enero del 2009 en la boca oriental del Estrecho de Magallanes.

Relata el suboficial en retiro: “Todo comenzó el 14 de enero  cuando el Polar Mist inició su travesía desde Puerto Quila en la provincia de Santa Cruz.  Al día siguiente se desata una tormenta que nos sorprende con una falla en el motor y que obliga al capitán a ordenar que nos lanzáramos al agua-Norambuena y los ocho tripulantes-, con nuestros trajes especiales que no importa como caigas, siempre vas a quedar mirando al cielo. El riesgo d e naufragio era evidente. Pedimos auxilio y un helicóptero argentino nos vino a  rescatar. Desde el agua, veíamos las olas inmensas y no comprendíamos como íbamos a salir de este infierno. Sin embargo la maniobra de salvataje fue muy eficiente y nos llevaron directamente al hospital Regional de Río Gallegos”.

Según el relato de Norambuena y la historia oficial, una nave chilena, el Beagle, se encargó de remolcar al “Polar Mist” a Punta Arenas cuando el 18 de enero, el barco pesquero se hunde en la boca oriental del Estrecho de Magallanes.

-¿Por qué una nave tan frágil?
– Cumplía con los requisitos para llevar una carga de 18 toneladas sin problemas. No era necesaria una de mayor calado.
– Se rumoreó entonces que usaron este tipo de embarcación para distraer  la atención y evitar un acto de piratería.
– No lo creo así; pienso que los encargados del transporte vieron en el Polar Mist la nave indicada; estaba en buen estado además.
– Curioso porque según antecedentes, había acusado algunos problemas con sus motores.
– No estaba al tanto de esto. Sin embargo mi tarea era resguardar la carga. Al extremo que cuando se inicia la operación rescate de los lingotes, me fijo bien en que la escotilla y los lugares donde iba el metal doré, estuviera con los candados intactos.

Metal Doré es el oro sin refinar, aclara Norambuena.

El Polar Mist a pesar de su apariencia anticuada y endeble estaba dotado de los elementos cibernéticos más modernos lo cual reafirma la tesis de que los usuarios trataban de disimular el valor de la carga que transportaban.

La operación de rescate estuvo a cargo del C.Sailor y, un robot submarino guiado a control remoto ROV logró ingresar a la bodega del barco. Buzos expertos se sumergieron para reflotar la carga, a 80 metros de profundidad

¿Quién era el propietario del oro? ¿Los Kirchner? 
– Era de las mineras Cerro Vanguardia y Tritón (N de la R: La primera ha sido acusada por ambientalista de impregnar el entorno con arsénico en sus procedimientos de extracción). Es probable que los Kirchner hayan tenido o tengan  acciones, lo cual no es nada ilegal.

Según la prensa de la época, surgieron problemas porque la aseguradora Lloyds de Londres, se negó a pagar a los propietarios lo que estimaban justo.

El Polar es propiedad de la empresa Sita en Santiago, Isla Rey y según Henry Hollub, ex tripulante de la nave, ahora embarcado en una barcaza de la ENAP, “nunca debió haberse utilizado pues que se le habían hecho objeciones a la proa y escotilla pero igual zarpó por la tozudez del capitán”.

– El destino final era Suiza y el oro iba a ser embarcado en avión en Punta Arenas. Todo era regular, sin saltarse controles ni aduanas-recalca Norambuena

Los rumores seguían apuntando a que la nave fue hundida para que otros robasen el oro. Lo más curioso es que solo un lingote faltó de la carga rescatada: “Eran del porte de un pan de molde grande”, describe el guardia.

Tampoco le quitó ingredientes a este capítulo que la tripulación del Skani Patagonia, buque inicialmente elegido para el salvataje, se negó a participar en esta acción aduciendo problemas sindicales.

Por otra parte, la prensa argentina señala que el país mantiene actividades auríferas de muy bajo perfil ya que no desea que de granero del mundo se transforme en la quimera de la ruta del oro.

EL BACK ROUND Y
LAS INTERROGANTES

Con el oro recuperado, el caso del misterioso hundimiento del Polar Mist, el barco pesquero que naufragó en enero pasado con un tesoro de entre 18 y  22 millones de dólares, parecía terminado. Pero ocurre que la compañía Securus Logistics, encargada del transporte, pidió a la jueza federal subrogante de Río Gallegos, Ana Cecilia Álvarez, que “profundice” la investigación sobre las supuestas causas del hundimiento del buque. Es que todavía nadie sabe por qué el Polar Mist se fue a pique en el estrecho de Magallanes en curiosas circunstancias.

En la compañía Securus sospechan de un intento fallido de robo o de un acto de “piratería” por parte de competidores desleales. La segunda de estas hipótesis tiene que ver, según fuentes de Securus, con que el mercado de transporte de metales preciosos es muy acotado y altamente competitivo.

Como fuere, lejos de despejarse las incógnitas que rodearon al naufragio, son cada vez más grandes. Si bien parte del “metal dorado” se recuperó, una barra avaluada en US$ 60.000 dólares desapareció.

“Existen elementos suficientes para abrigar la sospecha de hallarnos ante la comisión de un hecho delictivo”, sostiene el escrito del representante de Securus, Mariano Sciaroni, a la jueza.

El Polar Mist, de bandera chilena, partió el 14 de enero del puerto de Punta Quilla, Santa Cruz, con el cargamento proveniente de las minas Cerro Vanguardia y Minera Tritón, ambas de capitales privados y de la provincia de Santa Cruz. Al segundo día, los siete tripulantes del barco y una persona de seguridad decidieron abandonar la nave por la fuerte tormenta imperante en ese momento. Hasta el lugar llegó un helicóptero Sea King de la Armada Argentina que logró rescatar a los náufragos. El buque quedó a la deriva con los motores encendidos.

Lo más extraño sucedió después. Sorpresivamente, apareció en el lugar el Beagle, un remolcador chileno que zarpó raudo de Punta Arenas apenas se conoció la noticia del abandono del Polar Mist. El Beagle alcanzó la última posición del buque siniestrado y empezó a remolcarlo hacia aguas chilenas.

Advertido por la Prefectura, el barco remolque fue conminado a volver a tierra argentina.

En el camino, y a pesar del buen tiempo, el Beagle cortó las amarras que lo unían al Polar Mist, que terminó hundiéndose a unos 80 metros.

Un dato singular es que la escotilla de cubierta del barco cargado con el oro y la plata estaba abierta.

“Sin anunciarse a la autoridad de navegación argentina (como es de rigor), el Beagle ingresó en aguas territoriales y luego, subrepticiamente, enganchó al Polar Mist para remolcarlo a 50 millas náuticas de la costa”, alertó una fuente cercana a la causa. El Polar Mist se hundió a 25 millas náuticas de la costa luego de que fue remolcado nada menos que durante nueve horas y veinticinco minutos. “Es mucho tiempo para haber avanzado muy poco, y las desgrabaciones del GPS anuncian sospechosas paradas en medio del mar de ambos buques”, agregaron representantes de Securus.

La voluminosa causa, caratulada como “averiguación de abandono de barco chileno en mar territorial”, todavía encierra muchos secretos. Y aunque el oro llegó a recuperarse, una pregunta sigue sin respuesta: ¿por qué se hundió el Polar Mist?

Por Andre Jouffé Louis

El Fortín del Estrecho